Defendemos la estabilidad laboral de los docentes privados

Es necesario ponerle límites al absolutismo patronal, impidiendo los despidos arbitrarios en las escuelas, colegios y universidades privadas

12 de Noviembre 2012

Por Mario Almirón
Secretario General SADOP      

La estabilidad  laboral  es el  derecho  del  trabajador  a continuar  su  carrera profesional  en  la empresa mientras no  exprese  su  decisión de desvincularse.

La  estabilidad no es  un  concepto  equívoco ni  ambiguo sino “unívoco”.

Se trata  de la  posibilidad  del  trabajador de continuar  su  relación laboral hasta  su  extinción  por  jubilación  o  renuncia. El  trabajo  en  relación  de  dependencia es  la  condición de  subsistencia  de  la  mayoría  de las  personas. Privarlas  de  esa posibilidad  es  condenarlas a  la  pobreza y  la  marginación[1].

El reparto de  los  frutos  sociales   del  trabajo  organizado  impone  comportamientos  éticos y solidarios. Con gran agudeza se ha  señalado que la  solidaridad  es  el  fundamento  de  una  nueva  civilización, un  humanismo  integral  que  supera el individualismo[2].

Es común  ver  a la  estabilidad  solo  como un  beneficio  del  trabajador. En realidad, es  más  que  eso. Se  trata  de  una  garantía  de  seriedad  del establecimiento. Si  los  docentes  se  sienten  seguros  en  sus  lugares  de  trabajo –si  no  hay  in/estabilidad- entregarán sus mejores  esfuerzos  y  sus  mayores  energías  a  la  consecución  del objetivo  común –brindar  educación- con la  tranquilidad  de  que  tales  esfuerzos  no  serán  en  vano. El  empleador, por  su  parte, ante  docentes  tranquilos  y  confiados, puede  dedicarse  plenamente a  su  función. Vale  decir, la  estabilidad  beneficia  no  solo a  trabajadores, sino  al  establecimiento  educativo todo.

A  nivel  macro, una política  de  pleno  empleo –absolutamente  necesaria  en  un Proyecto  de  País  con  Justicia  Social- solo  puede  sostenerse  desde la  estabilidad laboral.

La Ley  de  Educación  Nacional

En  diciembre  de  2006  se  sancionó la  Ley  26.206, “ley de Educación  Nacional” (en adelante  LEN). Dicha norma  vino a  reparar  la  falta  de reconocimiento  del  derecho a  la  estabilidad  de  los docentes en la  Ley  Federal de  Educación.

El artículo 67  de la LEN  reconoce  el derecho  natural a la  estabilidad  a todos  los  docentes, estatales  y  privados, sin  distinción.

Una  de las  líneas centrales  de la Ley  es la  dignificación  del trabajo  docente.

El entonces Ministro  y  hoy Senador  Nacional Licenciado Daniel  Filmus lo expresó  claramente en su  discurso pronunciado el 16  de  noviembre de 2006  durante  la  presentación de la Ley  de  Educación  Nacional  en  Casa  de  Gobierno: “…Imaginemos  que  para  educar con  calidad  hizo  falta  haber  contado con maestros  y  profesores jerarquizados  que  tuvieron condiciones  de  trabajo  y  salarios  dignos…”[3]  

La Profesora  Blanca  Osuna (Presidenta  de la Comisión  de  Educación  de  la  Cámara  de  Diputados  de  la  Nación  al  momento  de  sancionarse  la  LEN y hoy  intendenta de  la  ciudad  de  Paraná) se  expresó  en  el  mismo sentido: “…es nuestra  convicción que no habrá mejoras  en la educación  sin una  jerarquización material, moral, profesional  y  social  de los  docentes…”[4].

El actual  Ministro  de Educación  de  la  Nación, Profesor  Alberto  Sileoni  se ha  pronunciado ratificando  tal  direccionalidad: “…las  políticas  de  jerarquización  de  la función  docente, a través de  la mejora progresiva  del salario, de  las  condiciones  laborales  y  de  la  intensificación  de  las  acciones de  capacitación  son  centrales para  una  educación  de  calidad  para  todos…”[5]

La posición  de  los  empleadores

A contramano  de  la  evolución histórica, un grupo importante  de propietarios/empleadores  de la enseñanza de  gestión privada  produce  despidos  arbitrarios (sin expresión  de  causa) y realiza  contratos a plazo  fijo (de  marzo a  noviembre) a los  docentes.

Ambas  prácticas  son  antijurídicas  y  éticamente  reprochables desde  todo  punto  de  vista.

Tales prácticas  violan  abiertamente  la  Ley  de  Educación  Nacional  en  su  letra  y  espíritu.

No  existe  “derecho a despedir  docentes”. El despido  arbitrario  en  una violación  a la Constitución  Nacional (artículo 14  bis) y  un  ejercicio irracional  del  poder  de  dirección  del  patrón. Poder  que  pretende  ser  ilimitado, como si  en  lugar  de  estar  viviendo en democracia  y  sujetos a  las  leyes, viviéramos en  la  épocas  de los  Monarcas  Absolutistas.

La propia  Ley  de  Educación  Nacional  no  contempla el  “derecho” a remover  o  despedir  a  los docentes  privados. El  propietario  de  un  establecimiento  de  enseñanza  privado  solamente  tiene  reconocido el  derecho a  “nombrar y  promover” a  su  personal docente. (artículo 63 LEN).

Las motivaciones de los  despidos

El despido  de  docentes  en las  escuelas  privadas  obra  como  un  gran “disciplinador”. Si no  se  aceptan  -y obedecen- las  órdenes  del  empleador, está latente  la  expulsión  del  trabajador  de  su  cargo u  horas  cátedra, con las consecuencias  que  ello  supone  en  cuanto a  marginalidad, pobreza  y desamparo. Se manipula mediante  el  miedo.

Como lo dijo  con  brutalidad respecto de los  efectos de  los   despidos   en  los  EEUU Henry Ford: “ este  país  se hizo grande con  la  indicación: queda usted  despedido”. 

La posición  del  SADOP   

El Sindicato  de  los Docentes Privados sostiene  que  debe  sancionarse a aquellos  empleadores  que  producen  despidos arbitrarios en las escuelas, colegios y  universidades  de gestión privada.

En  ese  sentido  es  alentadora  la  respuesta de la Cámara  de  Diputados de la Provincia  de  Santa  Fe, que  acaba de  aprobar  un  proyecto  de  ley  que  sanciona a los  establecimientos  educativos  privados  que  produzcan  despidos  sin  expresión de causa.

Apoyamos firmemente tal  proyecto  y  esperamos que  el  Senado  provincial transforme  en  ley este proyecto en defensa  de  la  estabilidad  de  los  docentes  privados.

Sostenemos también que  el Convenio Colectivo de  Trabajo  debe ser  una herramienta  más para  garantizar  la  continuidad  de los docentes privados en  sus cargos.

Estamos seguros de  que  la  lucha del  conjunto  de  la Organización  conseguirá  éxito  en este trascendental  objetivo.  

 



[1] Capón  Filas, Rodolfo E. Derecho Laboral. Librería  Editora  Platense, La  Plata, 1979, Tomo II  página 394.

[2] Maritain, Jacques. Humanismo  Integral. Lohlé. Buenos  Aires, 1966. Cap. IV pág. 101.

[3] Filmus, Daniel, Educar para  una  sociedad  más  justa. Debates  y  desafíos  de  la  Ley  de  Educación  Nacional. Aguilar, Buenos  Aires, 2012, página 11.

[4] Obra  Citada, página 297.

[5] Obra  citada, página 304.

 

Notas Relacionadas