La dictadura cívico militar que se instauró el 24 de marzo de 1976, tuvo por objeto implantar un plan político, económico y social de neto sesgo neoliberal.

En lo político se propuso barrer las libertades públicas y eliminar toda expresión democrática y plural, para someter al pueblo a los dictados de la oligarquía vernácula asociada al Imperio del Norte.

En lo económico, se propuso la destrucción del aparato productivo nacional, el endeudamiento externo, la privatización y extranjerización de los recursos estratégicos del estado argentino y la subordinación de nuestra economía a los intereses del capital financiero internacional. Este modelo perduró y hasta se profundizó en democracia, hasta el año 2003.

En lo social, trató de disciplinar al pueblo argentino destruyendo sus organizaciones sociales, especialmente las sindicales, para dejar a la sociedad inerme e indefensa frente a un modelo de país diseñado para favorecer a un puñado de privilegiados.

Para tales fines, la dictadura instauró un plan sistemático de exterminio a base de cárcel, tortura, desaparición y muerte que se cobró la vida de 30 mil compatriotas.

A 37 años de aquel oprobioso golpe de estado, sigue habiendo quienes quieren un país para una minoría a costa de imponer la lógica del capital por sobre la del trabajo, de maximizar ganancias y relegar a los trabajadores. Grupos hegemónicos que creen que la la represión, la discriminación, la no participación, pueden ser maneras eficaces de disciplinar al pueblo.

El proceso político iniciado en 2003, del que nos sentimos partícipes, se ha caracterizado por sus firmes acciones para desarticular el andamiaje neoliberal y para terminar con la impunidad. Sin embargo, la Justicia que hoy tenemos –en esencia, la misma de los gobiernos de Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde–, es la que convalidó las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y los Indultos para los genocidas, y la que interpone medidas cautelares para obstaculizar muchas de las leyes aprobadas por amplias mayorías en el Congreso Nacional.  

Este domingo vamos a rendir homenaje a todas las compañeras y compañeros que dieron todo de sí por un país más libre, justo, soberano. A quienes sacrificaron la vida para aportar a la causa colectiva de su pueblo. A los organismos de Derechos Humanos, las Madres, las Abuelas, los familiares de detenidos, que nunca abandonaron una lucha. 

Por ello y por la democratización de un Poder Judicial que ha servido para proteger a los poderosos y castigar a los humildes, convocamos a todos los dirigentes y al pueblo en general a marchar el 24 y a participar en todos los actos por el Día de la Memoria.
Porque la lucha continúa.

SADOP
Sindicato Argentino de Docentes Privados