¿Por qué crece la educación privada?

Entrevista al Secretario General de SADOP, Mario Almirón, en la revista Le Monde Diplomatique (Edición Nro 166 - Abril de 2013).

29 de Abril 2013

En los últimos años se incrementó en Argentina el porcentaje de estudiantes que asisten a escuelas privadas. La matriculación en establecimientos del sector privado representaba el 23% de todo el sistema educativo en 2003 y alcanzó el 26% en 2010. El fenómeno se observó en tres de los cinco niveles de enseñanza (inicial, primario y universitario) y en diversas provincias. ¿Cuáles son las causas que explicarían este crecimiento? ¿Se debe a cambios en la calidad educativa de las escuelas estatales? ¿A modificaciones en las valoraciones que las familias tienen de las instituciones privadas? ¿Cuánta importancia tiene el contexto de crecimiento económico? ¿Cuánto influyen las subvenciones a las escuelas privadas? ¿Cómo inciden los cambios de largo plazo en la estructura social y la expansión de los sectores medios?

Mario Almirón, gremialista

Marketing y precarización

“Tenemos el mismo nivel de afiliación que en general tienen los gremios docentes en Argentina, que se ubica en alrededor del 30% del universo posible”, explica Mario Almirón, secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP). Almirón pone en cuestión muchos de los lugares comunes que se han generado en torno a las escuelas de gestión privada y ofrece un diagnóstico sobre el estado actual de la educación.

Según el gremialista, muchas familias creen que, si hacen un esfuerzo económico, pueden dar a sus hijos una mejor educación. Si bien Almirón reconoce que esta percepción se basa en un deterioro real de la escuela pública –problemas edilicios o falta de cobertura de cargos docentes–, también jugarían un papel importante la imagen y la publicidad. “Si alguien elige una escuela privada pensando que nunca va a haber paro está comprando el marketing que realiza el dueño de la escuela”, enfatiza Almirón. Sin embargo, admite menores niveles de adhesión a las medidas de fuerza, que se deberían a una tendencia general de toda la actividad privada: “Quien trabaja en el Estado sabe que tiene absoluta estabilidad laboral, mientras que esa estabilidad no existe en el ámbito privado”. Por otra parte, explica que “aunque sea absolutamente ilegal, hay docentes de escuelas privadas que sufren sanciones o represalias por adherir a un paro”. El líder de SADOP no considera que haya demasiadas diferencias entre escuelas privadas y estatales: “Si el docente suele ser el mismo no debería haber una diferencia tan notoria”.

Un factor adicional que también explicaría la opción de las familias por las instituciones educativas privadas es, según el gremialista, la carencia de oferta escolar estatal en algunas zonas. “En muchas provincias no hay suficientes escuelas estatales, sobre todo en el nivel secundario. Entonces, la escuela privada es la única opción para no irse del pueblo”.

Almirón también advierte sobre las diferentes condiciones laborales a las que están sujetos los docentes: “Si bien la Ley Nacional de Educación reconoció la estabilidad laboral entre los derechos de los trabajadores de la educación del sector privado –y en eso los equiparó con los del Estado–, la realidad es que los que son despedidos no tienen la posibilidad de pedir la reinstalación en su lugar de trabajo. Solo pueden reclamar una indemnización por el despido”. También suele ocurrir que muchos docentes de escuelas privadas, pese a que existe una equiparación salarial con el docente estatal, perciben un salario menor: “Hay muchos que no cobran salario en la época de vacaciones porque tienen que firmar contratos de marzo a noviembre”. Aunque estos contratos son ilegales, denuncia Almirón, de todos modos se celebran.

“La Ley Nacional de Educación y en general la política de educación de los últimos años puso –subraya– un eje fuerte en la inclusión, para que cada vez sean menos los niños y jóvenes que quedan fuera del sistema escolar formal”. Pese a esto, identifica como una tragedia que todavía haya muchos jóvenes que estén fuera del nivel medio. En este sentido, para el dirigente gremial, la desigualdad no tendría lugar tanto entre quienes pueden acceder a una educación privada y quienes transitan la escuela pública, sino entre los que están dentro de la escuela y los que aún quedan fuera. “Después, que la sociedad divida entre sujetos con dinero y sujetos sin dinero es algo que sucede y a lo que la escuela no va a ser ajena”, concluye.

El secretario general de SADOP se diferencia de aquellos que quieren eliminar los subsidios del Estado a las escuelas privadas, aunque reconoce que debería implementarse un mayor control a las instituciones privadas que gestionan en la educación. “Probablemente haya escuelas privadas que hoy no tienen el aporte económico del Estado para el pago de salarios y merezcan tenerlo y, a la vez, existan escuelas que lo perciban y no lo necesiten”, advierte Almirón. Y añade: “Hay que atender a un criterio de justicia y de equidad para que el Estado ponga sus recursos en escuelas que brindan un servicio social y no en escuelas de elite”. La zona de influencia y la población a la que atiende cada establecimiento serían, de acuerdo con el gremialista, algunas de las directrices que podrían determinar en qué casos resultan imprescindibles los aportes estatales.

Si bien Almirón comparte muchas de las metas educativas fijadas a nivel nacional –escuelas primarias de doble jornada, enseñanza secundaria obligatoria, entre otras–, considera que la conquista efectiva de esos objetivos requiere de mayor inversión educativa. “No creo que deban sacarles recursos presupuestarios a las escuelas privadas para dárselos a las públicas, sino que tiene que crecer en general el aporte del Estado –nacional y provincial– al sistema educativo”, sostiene.


Para leer la nota completa

http://www.eldiplo.org/166-de-chavez-a-francisco/por-que-crece-la-educacion-privada/

Fuente: Le Monde Diplomatique

 

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