La Formación Profesional Docente constituye una prioridad para SADOP. Se trata de atender una dimensión central de nuestra naturaleza como trabajadores de la educación, de promover una capacidad clave en nuestro desarrollo profesional y de lograr conquistas gremiales que satisfagan nuestro legítimo derecho a formarnos de modo continuo, gratuito y en servicio.
Por Daniel E. Di Bártolo
Secretario de Educación
Consejo Directivo Nacional – SADOP
“ARTÍCULO 67.- Los/as docentes de todo el sistema educativo tendrán los siguientes derechos y obligaciones, sin perjuicio de los que establezcan las negociaciones colectivas y la legislación laboral general y específica:”…“A la capacitación y actualización integral, gratuita y en servicio, a lo largo de toda su carrera”. (Ley de Educación Nacional 26.606)
En el sindicalismo argentino
Es menester enfocar el tema de la Formación Profesional en el marco de la atención que le han prestado las organizaciones sindicales en sus planes gremiales. En efecto, en la Argentina existen cientos de centros de formación profesional creados y desarrollados por los sindicatos, ya sea en el orden nacional como en el local.
Un caso es la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) que, a través de la Fundación UOCRA, tiene a su cargo 30 centros en distintas provincias en los que capacitan a los obreros constructores y están abiertos a la comunidad (http://www.fundacion.uocra.org/oferta-educativa-formacion-profesional.php). Otro ejemplo es SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina), donde a través de distintos convenios desarrollan formación profesional para trabajadores ocupados y desocupados, certificación de competencias laborales y equipamiento de las instituciones de formación del sindicato (http://www.smata.com.ar/novedades/secretarias/Cultura/formacion_capacitacion_septiembre_2012.html). Lo mismo sucede con la UOM (Unión Obrera Metalúrgica), con formación profesional en el área metalúrgica y administrativa, con certificación de la Universidad Tecnológica Nacional (http://www.uom.org.ar/capacitacion.asp) y el Instituto Tecnológico Beltrán en Avellaneda (http://www.ibeltran.com.ar/BELTRAN/CFP%20411/CFP%20411.aspx), en convenio con la Dirección General de Escuelas y Cultura de la Provincia de Buenos Aires. La CGT Zona Norte creó el Centro de Formación Profesional N° 404 que dicta cursos de Operador de PC, Albañilería e Instalaciones Domiciliarias, entre otros (http://www.centroformacionprofesional404.blogspot.com.ar/). A esta lista podemos agregar el Sindicato de Empleados de Comercio, Luz y Fuerza, Calzado, entre otros, junto con los itinerarios que promueve el Ministerio de Trabajo de la Nación (http://www.trabajo.gov.ar/formacionprofesional/?cat=6).
El INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológico) implementó, en cumplimiento de la Ley de Educación Técnico Profesional 26.058 y a través del Programa de Formación Profesional, la conformación de Redes Sectoriales de Formación Profesional con el objetivo de contribuir tanto al fortalecimiento integral de las instituciones que brindan este tipo de formación, como a una mejor vinculación de las mismas con el sector productivo. De esta manera, es posible dar respuesta a las necesidades de calificación de la mano de obra, incidir en el aumento de productividad de la economía y ayudar a la inserción laboral de la población desempleada. (http://www.inet.edu.ar/programas/formacio_profesional.html).
La Formación Profesional ha sido una preocupación permanente de los sindicatos argentinos en orden a mejorar las condiciones laborales y el perfil profesional del trabajador. Más aún, el mismo componente ha sido materia de numerosos convenios colectivos de trabajo suscriptos en estos últimos años.
Un interesante estudio presentado por nuestro Departamento CyMAT (Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo) en septiembre de 2012 da cuenta de las negociaciones colectivas en las distintas ramas de la actividad y la aparición de componente de la Formación Profesional a través de cláusulas específicas y de la creación de fondos especiales sectoriales.
Un detenido estudio sobre los convenios colectivos de trabajo de UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación) nos permite visualizar el papel de la Formación Profesional en la negociación colectiva de los trabajadores del Estado, y su influencia en los salarios y la carrera profesional (El Fondo Permanente de Capacitación, establecido de conformidad con lo dispuesto en el Capítulo X del Anexo de la Ley N° 25.164 y su Decreto reglamentario N° 1421/02, está regulado por los Art. 75, 76 y 77 del Dcto. 214/2006 que homologa el Convenio Colectivo de Trabajo General para la Administración Pública Nacional) (http://www.upcndigital.org/capital/paritarias/fopecap).
El SUTERH (Sindicato de Trabajadores de Encargados de Edificios) logró la autorización para la primera universidad de un sindicato en Argentina y América Latina: se trata de la UMET (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo). Antes había desarrollado centros de Formación Profesional y el Instituto Superior Octubre (http://www.suterh.org.ar).
El sistema, en pleno despliegue, no ha logrado aún la cuantificación de este servicio que los sindicatos argentinos prestan a sus trabajadores a través de centros propios y convenios. Más aún, está pendiente la organización de un circuito que los difunda y potencie.
Los sindicatos tenemos la función de defender a nuestro colectivo, y promover a todos y cada uno de los compañeros en el orden personal, familiar y social.
En el orden internacional, ya la OIT (Organización Internacional del Trabajo) a través de Juan Somalia había expresado: “El desarrollo de los recursos humanos y, en particular, la educación y la formación, son fundamentales para la consecución del objetivo de la OIT de crear mayores oportunidades para las mujeres y los hombres de obtener un trabajo decente y productivo, en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana”.
En la sociedad del conocimiento (Tedesco, 2002)[i] que configura nuevos modos de acceso y distribución de este último, uno de los principales motores para lograr conquistas laborales objetivas se inscribe en el desarrollo de programas de Formación Profesional para los trabajadores, que facilite a cada trabajador conocer e interpretar la realidad y sus tendencias dinámicas en el marco de su colectivo.
Está demostrado que el creciente flujo informativo, la evolución constante de los marcos teóricos y el impacto de las tecnologías de la información y comunicación requieren que los trabajadores produzcan espacios de reflexión y aprendizaje constantes, a lo largo de toda la vida, que les facilite su adaptación a las nuevas formas que adquiere el trabajo.
En nuestra concepción, somos los propios trabajadores los que nos “empoderamos” de esa estrategia haciéndola bandera de lucha, objetivo de nuestra acción gremial e itinerario de gestión. El sindicalismo argentino entendió los alcances que la formación profesional tiene para su colectivo y se hizo cargo de organizar y gestionar centros de formación profesional donde se capacitan miles de trabajadores de las diversas ramas de actividad de nuestra producción y servicios nacionales.
En la docencia
En el contexto de la educación y de las políticas educativas, la Formación Profesional adquiere la denominación de formación docente continua.
Los trabajadores de la educación nos formamos para el ejercicio profesional de la docencia a través de carreras de grado: desde los profesorados de nivel inicial y primario de cuatro años hasta los profesorados universitarios de variable duración.
Luego, en forma inmediata, se abren al docente innumerables alternativas para concretar lo que es un necesario e impostergable desafío: la formación permanente o formación docente continua; imprescindible tanto desde el punto de vista de las propias disciplinas por los avances constantes y la multiplicación de la información en virtud de internet como desde las teorías del aprendizaje y sus estrategias para enseñar y aprender.
Las últimas décadas han dado diversas respuestas a la luz de las políticas nacionales en curso. Mientras la dictadura militar apagó toda posibilidad de crecer en formación docente continua implantando el crudo liberalismo mercantilizador para acceder a cursos y sesgando su perfil a sus objetivos de disciplinamiento, la vuelta a la democracia y el Congreso Pedagógico abrieron las puertas a la instrumentación de renovadas propuestas para los docentes.
La organización de la Red Federal de Formación Docente trajo aparejados los célebres cursos de “reconversión” basados en los criterios de los organismos financieros internacionales que habían puesto su mirada en la educación como insumo para resolver los problemas de un mercado dependiente; por lo tanto, menos chicos en la escuela, menos docentes capacitados, para una matriz agroexportadora similar a la Argentina del Centenario.
Los “cursos de la red” produjeron un mal estructural en la cultura docente y en el clima de la escuela. Además, no concretaron los cambios que se habían planteado al organizarlos. Los maestros y profesores recorrían los “circuitos” ya que pendía sobre ellos la amenaza de que si no los cumplimentaban quedarían al margen del sistema educativo.
En los últimos diez años, la política nacional a través del consenso entre el Ministerio de Educación de la Nación y los ministerios de las jurisdicciones plasmados en el Consejo Federal de Educación logró producir un giro en tanto reconoció la importancia de la capacitación centrada en la escuela y planteó la necesidad de articular el desarrollo profesional docente con las condiciones laborales.
Sin embargo, todos reconocemos que este replanteo aún no ha impactado a gran escala y la percepción de los trabajadores de la educación es que si no invierten en forma personal para cursos específicos o encaran una carrera de posgrado, no podrán lograr el objetivo de formarse en forma continua (Tenti Fanfani, 2005)[ii].
Asimismo, la ausencia total de espacios institucionales aleja la posibilidad que sea el propio equipo docente a nivel escuela el que produzca su itinerario formativo alejando al sujeto de su entorno y reproduciendo la lógica del puntaje como garantía de calidad.
En SADOP
La Formación Profesional Docente o Formación Docente Continua ha sido una preocupación constante de SADOP en su conjunto. Con distintas modalidades, continuidades y alcances en distintas seccionales ha habido propuestas y ciclos para atender ese derecho de los docentes.
La dispersión del sistema educativo nacional en la década del 90 obligó a los compañeros a nivel local a organizar respuestas y acompañar a los docentes en ese desaguisado que describimos acerca de los cursos de reconversión en circuitos. Aun así, se han forjado fuertes tradiciones en las seccionales de SADOP en torno a brindar cursos y capacitaciones para atender la Formación Docente Continua.
Nos encontramos ante nuevos desafíos. Varios estudios de orden internacional y nacional demuestran que “asegurar condiciones vitales y materiales adecuados para el aprendizaje de todos los alumnos no resulta suficiente para alcanzar los objetivos de la justicia educativa” (Veleda, Rivas y Mezzadra, 2011)[iii]. “Se necesitan docentes con las condiciones (poder hacer), la voluntad (querer hacer) y las competencias (saber hacer) para construir la justicia educativa” (ibídem).
Cuba y Finlandia son dos ejemplos consistentes. En ambos casos, el fortalecimiento de la docencia pasó por su jerarquización integral en términos salariales y de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. También en los dos casos sus rendimientos han sido altamente satisfactorios en los últimos decenios, teniendo en cuenta el rol protagónico del Estado y su papel planificador.
Allí y en otros países, se ha decidido una política educativa donde se ha centralizado la formación docente y la formación profesional del docente (continua) que busca impactar de lleno en los aprendizajes en el aula promoviendo que sean los mismos trabajadores de la educación los que se empoderen de su propio recorrido formativo.
En este sentido, la evaluación de la calidad no debería encuadrarse en parámetros externos. En SADOP sostenemos un paradigma de calidad integral que surja de la valoración del trabajo docente en equipo, la escuela y su articulación con el modelo de país y región.
Partiendo de la idea de calidad integral, sostenemos que los dispositivos de evaluación deberían surgir de los mismos actores docentes y ubicarse en contextos de aprendizaje escolar. Las pruebas PISA se alejan diametralmente de esta concepción.
Esta visión enraizada en la pedagogía de Paulo Freire que considera al educador como sujeto político ha ganado terreno en las políticas educativas. SADOP sostiene la perspectiva de la educación popular como marco conceptual, práctica institucional y resignificación curricular.
Asociar la formación profesional docente con el Proyecto de Nación (Umbral, 2005) es una tarea impostergable para el debate de las políticas públicas. De tal modo, consideramos que el acuerdo federal que deberá discutirse tendrá que ubicar en sus fundamentos esta mirada. Sostenemos la necesidad de la formación docente continua como una prioridad de la negociación colectiva y de la política educativa (Resolución CFE N° 188/132, Objetivo V, Línea 2).
En esta línea planteamos el objetivo estratégico de considerar a la formación profesional docente como un tema central sobre el que discutamos y acordemos una posición propia.
No hay formación profesional sin “promoción” de la formación profesional. Esto es, que para SADOP es necesario discutir en la negociación colectiva la “carrera docente en las escuelas públicas de gestión privada” a fin de que podamos erradicar en forma definitiva la arbitrariedad y la discriminación y demos paso a la consideración de identidades, pertenencias y formación específica para el puesto de trabajo.
Estamos relevando experiencias concretas de concursos para cargos directivos y para supervisores de enseñanza pública de gestión privada. Hay escuelas privadas en las que el acceso al cargo directivo es el producto de un concurso de antecedentes y oposición. Nuestra propuesta es promoverlo al conjunto del sistema.
Priorizar la formación profesional docente como un servicio concreto a los compañeros es ubicarla en un plano de importancia similar al del servicio a la salud brindado a través de nuestra OSDOP (Obra Social de los Docentes Privados) y la lucha gremial por el Convenio Colectivo de Trabajo.
Existe un fundamento en el plano de las ideas, los valores y principios. El mismo origen que encuentran las organizaciones sindicales hermanas en fundar, sostener y desarrollar los centros de formación profesional: los trabajadores organizados sostenemos un conjunto de criterios que hacen a nuestros fines en cuanto al valor del trabajador, la principalidad del hombre sobre la economía, de la política sobre la economía, de la solidaridad sobre el individualismo, de los pueblos sobre los pequeños grupos, en fin, de la educación como columna vertebral de un Proyecto de Nación integrada a la Región.
Por ello, nuestro proyecto de Convenio Colectivo de Trabajo aprobado por el Congreso Nacional de SADOP establece un título específico para la Formación y Capacitación Profesional que incluye planes y programas concretos para llevar a la realidad la consigna de capacitación gratuita, en servicio y continua.
La propuesta es articular la historia de SADOP en esta materia, los programas y cursos en desarrollo en las seccionales, la producción de investigaciones pedagógicas, la promoción de espacios propios en las escuelas en el marco de la creación y desarrollo de la Red Sindical de Formación Profesional Docente para Argentina y América Latina.
Esto supone que ejes temáticos como pedagogía para la inclusión, impacto de las TIC en la educación, culturas juveniles emergentes, centros de estudiantes, la otra historia, entre otros, sean comunicados, organizados y puestos al servicio de todas las seccionales de SADOP y por su intermedio al conjunto de los docentes.
La prioridad de la Formación Docente Continua está ligada a nuestros fines y objetivos como organización sindical: implica diseñar, ejecutar y evaluar un modo específico de promoverla entre los docentes privados y, al mismo tiempo, transformarnos en sujetos activos no declinando ni limitando el legítimo derecho que tenemos como trabajadores de la educación nucleados en una organización sindical.
Los instrumentos son diversos y múltiples; la propuesta es promover su crecimiento y articulación en el marco de la estrategia de Fortalecimiento de la Formación Profesional Docente para todos.
“No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza” (Paulo Freire, 1992)
[i] Juan Carlos TEDESCO, Educar para la sociedad del conocimiento, FCE, México, 2000.
[ii] Emilio Tenti Fanfani, La condición docente. Análisis comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay, Siglo XXI, Buenos Aires, 2005.
[iii] Cecilia Veleda, Axel Rivas y Florencia Mezzadra, “La construcción de la justicia educativa”, CIPPEC / UNICEF, Buenos Aires, 2011.