Por Mario Almirón Secretario General - SADOP
Estamos recorriendo los tramos finales de un 2013 intenso, en un contexto complejo desde el punto de vista político y social. Los trabajadores docentes privados transitamos un momento muy particular en Argentina y Latinoamérica. Después de la larga noche neoliberal y el agotamiento del modelo político y económico impulsado por la ideología del “mercado”, ha vuelto a cobrar fuerza entre nosotros el Proyecto de la Patria Grande; un espacio autocentrado que produce una ruptura con el Norte Imperial y se erige como respuesta a las demanda de los pueblos por Justicia Social e Igualdad.
Uno de los cambios más notables de los últimos años en Argentina y la región ha sido el tránsito de una democracia procedimental a una democracia estructural. Desde luego el tránsito de una hegemonía neoliberal y conservadora al nuevo paradigma autocentrado no está exento de contradicciones. La idea de estructurar un modelo de sociedad en torno al trabajo y su protección estuvo condicionada y tuvo que enfrentar una serie de dificultades; pero marca una tendencia muy fuerte y difícil de revertir. Como todo proceso histórico, ha sufrido avances y retrocesos, pero ha desplazado al paradigma liberal del “fin del trabajo”. Como síntesis de esta nueva etapa nuestro Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, ha dicho que es posible pensar en un modelo de desarrollo económico y social que considere al trabajo como eje de la integración social. De la mano de esta concepción política crece la organización e influencia de los trabajadores y sus sindicatos. SADOP es un claro ejemplo de ello: ha continuado creciendo en afiliación y presencia en todo el país. Sin dudas, en materia de organización de los docentes privados hay mucho por hacer y consolidar, pero es innegable que también mucho se ha avanzado en esa dirección.
De todos modos, la crisis del neoliberalismo y la fuerte resistencia a la supremacía norteamericana en nuestra región no debe inducirnos a error. La disputa por la hegemonía de los sistemas políticos se encuentra abierta. No podemos infradimensionar la importante constelación de intereses económicos y políticos liberales. Esta franja se ha replegado, pero buscará por todos los medios reposicionarse. Hay en nuestros países una fuerte disputa entre quienes sostenemos la necesidad de una profundización de este Proyecto y quienes quieren volver a la etapa neoliberal de los 90. La resolución de esta contradicción es para nosotros el tema central de los tiempos que vendrán. No hablamos de hegemonía en el sentido de dominación mediante el ejercicio de alguna forma de coerción, sino poniendo el acento en la organización del consenso. Desde una perspectiva política la hegemonía necesita de consenso popular y alianza entre sectores.
En este sentido para nosotros es clave el rol del pueblo y sus organizaciones. Muchas de las reformas llevadas a cabo en los últimos años en nuestros países han sido impulsadas y concretadas desde los gobiernos, con fuerte intervención del Estado. Sin poner en duda el rol del Estado en el diseño de las políticas públicas, consideramos central que este proceso se consolide a partir de la participación popular. Que el pueblo –sujeto histórico permanente– sea el eje de un Proyecto de Liberación y Justicia Social es clave para nuestro futuro. Desde las organizaciones sindicales es central asumir no sólo un rol reivindicativo, sino también programático: decir en qué sociedad y cómo queremos vivir los trabajadores. Es decir, hacernos eco de los reclamos de otros sectores, ampliar los horizontes y ser capaces de identificar los rasgos fundamentales de la situación histórica que estamos viviendo, para hacernos protagonistas no sólo de nuestros derechos sino de los del pueblo en su conjunto.
El consenso popular es un elemento central en esta construcción. No deberíamos obviar la experiencia histórica más rica en ese sentido: el Pacto Social puesto en vigencia durante el Gobierno de Perón en 1973. Impedir que regrese el modelo de "no-país". Ponerle un claro freno a la especulación financiera, defender la cultura del trabajo y el papel central de la educación y los docentes, requiere de un acuerdo "paritario" entre los sectores del trabajo y los de la producción; equilibrado por el Estado para que no se generen inequidades ni desigualdades. Creemos imprescindible el "pacto social" como un instrumento de largo plazo que permita sostener un Proyecto Nacional y darle continuidad.
No podemos obviar que tal Concertación requiere nuevas actitudes del sector productivo/empresario y también –por qué no reconocerlo– interpela al Movimiento Obrero Organizado para que profundice sus prácticas democráticas y no ceda a la tentación del autoritarismo. Es necesario renovar viejos esquemas que –poniendo el eje en la confrontación y no en la negociación– terminan a veces siendo funcionales a los intereses del liberalismo.
Finalmente, y a punto de terminar 2013, queremos desearles una muy feliz Navidad y un excelente Año Nuevo para todos los docentes privados y su familia, renovando nuestro compromiso para con todos ellos.