Entrevista con Horacio Ghilini, referente del Núcleo MTA y sindicalista alineado en la CGT conducida por Antonio Caló. Habló de devaluación, control de precios y la coyuntura sindical. "El sindicalismo tiene que cumplir una etapa más protagónica", subrayó.
Agencia Paco Urondo
Por Nahuel Placanica
Miércoles 29 de Enero de 2014
APU: ¿Cómo evalúa este nuevo escenario económico?
Horacio Ghilini: Históricamente, para el movimiento obrero, una devaluación significa una transferencia de recursos de los trabajadores a los grandes grupos, por lo cual, no la vemos con “cariño”. No necesariamente tienen que pagar los costos los trabajadores, pero eso significa acciones muy complejas. Vamos a poner el hombro para que eso no suceda.
En la medida que la devaluación se traslade a los precios, a través de grupos concentrados que ya demostraron la capacidad de fijarlos, eso va a deteriorar el salario. Esto no se corrige fácilmente sólo con un mecanismo paritario. Tampoco podemos ser irresponsables yendo a una paritaria incendiaria que genere una situación de inestabilidad económica que termine fomentando una espiral inflacionaria.
En ese equilibrio nosotros tenemos claro que este modelo económico se sostiene con una defensa del poder adquisitivo de los trabajadores y con consumo interno. Tenemos que ir por los mecanismos que garanticen la recomposición salarial en esos términos. No hablo solamente de aumentos salariales, nos interesa también avanzar hacia una reforma tributaria, revisar la cuarta categoría y cualquier modificación que signifique una erogación en la balanza fiscal del Estado, con medidas como el impuesto a la ganancia extraordinaria, especialmente en el sector minero y el comercio exterior.
Hoy por hoy, parece que ciertos operadores del bloque devaluacionista están ganando la pulseada. Si bien eso trae beneficios en algunas economías regionales y algunas PYMES, el problema es quién paga este costo. La idea del movimiento obrero es neutralizar este tipo de medidas para que no caigan sobre la espalda de los trabajadores.
Hay que esperar que se asienten ciertas variables. No hay que salir con medidas de ansiedad, pero estamos preocupados. Vamos a monitorear la situación. En general, los gremios tenemos mucha información sobre los costos y la cadena de valor. Sabemos cuáles son los sectores que pueden aprovechar la situación para especular y remarcar con un precio dólar que no es el real.
El Estado tiene que estar muy atento y recomponer una capacidad de información, en la cual el sindicalismo tiene que cumplir una etapa más protagónica. El Estado tiene que comprender que el movimiento obrero es un aliado importante, tiene que sacarse algunos prejuicios de encima acerca de que el sindicalismo tiene actitudes corporativas y reconocer su presencia y capacidad de información en el conjunto del entramado social y productivo.
En la medida que haya voluntad del Ejecutivo de darnos mayor protagonismo, nosotros vamos a poner el cuerpo para sostener este modelo económico que tiene que defender el empleo con una reactivación económica que no pase por una transferencia de fondos del sector trabajador a los grupos concentrados.
APU: El gobierno apuesta a que el control de precios contenga los efectos de la devaluación, ¿Cree que ese mecanismo viene funcionando?
HG: Ahora vamos a darnos cuenta de lo que no se hizo y de las herramientas que faltan. La economía hay que desconcentrarla, pero es una tarea de mediano y largo plazo. Sobre las posibilidades de control hoy, no me generan mucho optimismo.
Sí creo que el gobierno tiene claro los valores por donde los precios tienen que andar flotando. Ha habido una acción buena del Estado demostrando que en muchos casos se especulaba con los precios. En ese contexto, consiguió retrotraer algunos al acuerdo anterior. Pero en la práctica necesitas un ejército muy grande para controlar el entramado social del país. La experiencia demuestra que es algo muy difícil de llevar adelante. Hay que colaborar en cuidar que no se produzca una disparada de precios. Por eso es un norte importante para el movimiento obrero, una concertación con los actores económicos y sociales donde hablemos de cuestiones más profundas.
APU: ¿Cómo impacta esta situación sobre los sectores informales?
HG: Son los más vulnerables. De todas maneras, este gobierno ha tenido una atención especial sobre ellos. Creo que va a tomar medidas correctivas. No tengo dudas que hay una voluntad del gobierno de no afectar a estos sectores. ¿Cómo lo va a hacer? Bueno, a través de la convocatoria del Consejo del Salario, la adecuación de las jubilaciones y atendiendo otras variables que no se van a poder defender con las paritarias. Hay que esperar y ver cómo se asientan las variables económicas en relación al dólar.
APU: Se hablaba de adelantar la convocatoria al consejo del salario, ¿Cómo ve esa posibilidad?
HG: Normalmente se lo convoca después de las paritarias. Hay que dejar que ahora transcurran unos días para que este ruido, especialmente en lo que hace a la política cambiaria, se asiente y se aclare. Conviene esperar. Quizás el parámetro de cómo el gobierno quiere plantear valores de recomposición en áreas propias de su accionar, sea útil, de la misma manera que una suma fija que genere una postergación de ciertas paritarias. A nadie le conviene generar una espiral de expectativas pero tampoco a los actores sociales les conviene quedarse rezagado en la puja distributiva.
APU: Usted enumeraba una serie de medidas que tienen en común el hecho de avanzar sobre sectores de renta extraordinaria, ¿Cuenta el kirchnermismo la fuerza social necesaria para hacerlo?
HG: Si y no. Por un lado, no se ha construido un frente nacional con una política de alianzas generosa como para tener una espalda importante en la toma de decisiones. Eso no se lo achacamos al gobierno sino a nosotros mismos. Creo autónomamente tenemos que ser actores sociales que nos juntemos, como lo hacemos con la CGE, las PYMES y la economía solidaria. Estamos tratando de construir ese frente social.
Por otro lado, el gobierno en estos diez años demostró tener una capacidad de decisión independiente de cierta lógica de evaluación de las fuerzas. En determinado momento cuando la corrida la generó un sector financiero, estatizó las AFJP, cuando tuvo la crisis energética, fue por las acciones de YPF, es decir, que hay una voluntad política firme.
Estas decisiones tenemos que respaldarlas desde un entramado más amplio. Los que venimos de un peronismo frentista en lo social, nos parece que falta. De alguna manera, nuestra idea es que el 2015 no sea un cambio de modelo y un retroceso al país anterior. Desde ese punto de vista, estamos con ganas de construir un nunca menos y un cuerpo social protector del modelo.
Coyuntura sindical
APU: ¿Qué opinión tiene del encuentro sindical convocado en Mar del Plata la semana pasada y la foto de hoy de Moyano con Mauricio Macri?
HG: Lo de Mar del Plata se veía venir, por los anfitriones y el tono del documento base. Lo que se quiere armar es una conformación gremial opositora y no la unidad. El movimiento obrero tiene que tener autonomía no sólo respecto del oficialismo sino también de la oposición. Por lo cual, no tuvimos dudas de no sentirnos convocados.
A eso se le sumó el agravante de la falta de posibilidad de chapeo con los políticos, es decir, los faltazos. Eso se corona hoy con la entrevista con Mauricio Macri. En el fondo, muestra a las claras una decadencia de la agenda gremial.
Quieren construir una mesa sindical que colabore con una campaña política para voltear al gobierno. Desde ese lugar, cualquier cifra sobre las paritarias va a venir bien, van a correr al gobierno por izquierda con actitudes demagógicas como el proyecto de la ley de no despidos de Massa. Los no despidos se consiguen con el fortalecimiento de la economía, no con una ley.