Inflación y soberanía monetaria

Los estados fijan los impuestos a cobrar y establecen la moneda con la cual se pagarán, dándole carácter de curso legal obligatorio. La política fiscal es un medio por el cual se inyecta dinero al sistema y no admite su extranjerización.

27 de Mayo 2014

Los economistas liberales parten de la premisa de que la emisión de dinero es la causa de la inflación y, por lo tanto, reclaman el ajuste fiscal como una suerte de política anti inflacionaria. La lógica argumental sería que los precios aumentan porque se imprimen muchos billetes y la cantidad de bienes es siempre la misma. Esta abundancia relativa de dinero hace que su valor decaiga en términos del resto de los bienes en circulación, generando inflación.

Sin embargo, la teoría económica heterodoxa encuentra cada vez más evidencias teóricas e históricas de que el dinero no surge espontáneamente del mercado, sino de la facultad que tiene el Estados de establecer cargas tributarias para los ciudadanos que habitan y desarrollan actividades económicas en su territorio. Luego, el mismo Estado estipula por ley que estas deudas fiscales se calculen y cancelen en una moneda que él mismo emite, dando origen al dinero en las economías modernas.

En otras palabras, el poder soberano que posee el Estado en su territorio es el que le permite, primero, fijar los impuestos a cobrar, segundo, establecer la moneda con la cual se pagarán y, tercero, emitir dicha moneda con carácter de curso legal obligatorio. ¿De qué forma los ciudadanos se hacen del dinero para pagar dichas deudas fiscales?, vendiendo productos y servicios a cambio de moneda. En este contexto, la política fiscal es un medio por el cual se inyecta dinero al sistema
La breve argumentación teórica previa explicita que la exigencia de los grupos concentrados locales para que el gobierno respalde su emisión monetaria con la divisa norteamericana, posición que explicitan comprando dólares con los pesos en circulación, es en realidad una falta de reconocimiento de la soberanía monetaria del Estado argentino. El mensaje a la sociedad es claro: sólo reconocen la soberanía monetaria de los Estados Unidos y, por lo tanto, exigen al gobierno argentino que respalde sus pesos en el poder soberano del Estado norteamericano. En caso de no acceder a este pedido, la amenaza es la desestabilización del mercado de cambios en busca de una devaluación seguida por inflación.

Como vimos, el dinero es una criatura que nace del poder soberano. Es imposible separar la teoría del dinero de la teoría del Estado, ya que la existencia de moneda está directamente relacionada con la capacidad que éste tiene para cobrar impuestos. Fortalecer el poder soberano de imponer tributos que luego serán cancelados con moneda nacional es el eje para recomponer la estabilidad monetaria. Sólo el Estado tiene dicha facultad, por lo tanto, ejercer la soberanía sobre los grupos concentrados locales implica cobrarle los impuestos necesarios para que luego demanden pesos para pagarlos. Esto nos lleva a estudiar el sistema tributario argentino bajo la premisa que cuanto menos recauda el Estado de los ricos menos posibilidades tiene de ejercer la soberanía monetaria y, por lo tanto, más difícil resulta frenar la inflación sin recurrir al ajuste demandado desde los sectores del establishment económico.

Las exenciones fiscales que hoy existen al pago de impuestos por la tenencia de acciones con cotización en bolsa, plazos fijos, bonos, como así también la falta de un tributo nacional a la herencia, junto a los bajos niveles de retenciones a las exportaciones mineras, son una muestras de la debilidad del Estado argentino para ejercer una soberanía política plena frente a los grupos concentrados, algo que, como vimos, luego se refleja en inestabilidad cambiaria y monetaria.

Por Pablo Chena

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