Con una mirada hacia 2015, no electoralista pero realista con respecto a la imposibilidad de la reelección, nos planteamos un "nunca menos" que es no volver a la ortodoxia neoliberal. Es dar prioridad a las reformas judicial, tributaria y financiera.
No fue profecía sino el análisis de la realidad la causa que nos llevó a predecir avanzadas "destituyentes" al tiempo que a lo largo de los encuentros sindicales y empresariales que comenzamos en noviembre de 2013 con el lanzamiento de la Cena de los Cien (50 sindicatos y 50 empresarios) alineamos convicciones, energías y esperanzas desde un ámbito común.
En ese acto nos comprometimos a materializar jornadas federales, a irradiar una alianza estratégica hacia los sectores y a solidificar horizontalmente los actores sociales con autonomía del gobierno. La construcción sindicalempresarial que pusimos en marcha está sostenida por nuestra profunda convicción de que es necesario fortalecer el frente nacional para sostener este proyecto político productivo de inclusión social.
Con una mirada hacia 2015, no electoralista pero realista con respecto a la imposibilidad de la reelección, nos planteamos un "nunca menos", un no volver a la ortodoxia neoliberal poniendo en acto energía de criterio, pensamiento y decisión en la resistencia ante resultados adversos a los intereses populares. El motor de realce que privilegiamos es el sano optimismo de participar en ir "por una década más" que consolide y profundice la ampliación de derechos. En dar prioridad a las reformas judicial, tributaria y financiera.
Al poco tiempo de aquel encuentro, "casualmente", algunos activaron el año nuevo con el "alzamiento" policial y la instalación de un escenario hiperinflacionario para las paritarias; luego vino una corrida cambiaria (algunos de sus actores son ahora investigados por lavado de dinero) para atacar las reservas. Sin descanso adicionaron artilugios y marco político a "la causa Boudou" para arribar al presente con un "jaque a la Reina" por parte de los fondos buitre. No nos sorprenden, sabemos que "el mercado" quiere adueñarse de la transición e imponernos una vez más la bicicleta financiera.
El campo nacional no permaneció en estado de pánico o inerte y vibró desde sus acciones genuinas. A la Alianza Estratégica de la Producción y el Trabajo, la sucedieron el encuentro de empresarios y sindicatos de la industria en el Hotel Panamericano, el foro económico del pensamiento nacional y los cabildos abiertos en varias ciudades para defender el cuidado de los precios.
Nuestra historia se escribe con esa dinámica, aportamos esfuerzo y trabajo para la reunión del Circulo Constituyente en el contexto de la Pastoral social, testigos de la firmeza del gobierno en rechazar el chantaje del Griesa. Todo esto en el marco de paritarias razonables y la estratégica política de relaciones exteriores recibiendo tanto al presidente de la Federación Rusa como al presidente de la República Popular China.
Cuando en 2003 la propuesta de Néstor Kirchner fue soñar, aún en medio de las sombras y ruinas de una crisis, aprendimos que cristalizar esas esperanzas requiere de lo mejor que podamos aportar los argentinos que es la cultura del trabajo como vehículo y semilla proteica de dignidad.
En el último encuentro de Mar del Plata, hace dos semanas, reafirmamos que la unidad del movimiento obrero dejará de ser una utopía si germina desde un proyecto nacional y en alianza con el empresariado comprometido con ese alineamiento. En aquel debate, un compañero resumió la lógica de tal construcción: "La unidad no se puede buscar desde el amontonamiento sino desde un proyecto político como dice Cristina".
Por Horacio Ghilini
Secretario de Relaciones Institucionales SADOP
Fuente: Tiempo Argentino