Por Martín Granovsky para Página 12. La secretaria adjunta del gremio de docentes privados, el segundo en importancia después de Ctera, contó las idas y vueltas de las tratativas con Bullrich. La posición de Macri y Peña. La dilación. El efecto negativo en las provincias. Qué consiguieron.
Por Martín Granovsky
Maestra, docente de Sociales, Elementales y Lengua, la secretaria adjunta del Sindicato Argentino de Docentes Particulares María Lázzaro dijo que en tantos años de militancia gremial nunca vivió una paritaria como la que terminó el jueves 25, después de que el Presidente y el jefe de Gabinete desautorizaran un acuerdo y luego tuvieran que revisar su decisión. En diálogo con Página/12, la dirigente del Sadop (con 70 mil afiliados, el segundo después de Ctera) se mostró satisfecha porque “con Ctera, la AMET, la CEA y la UDA trabajamos mucho y logramos siempre propuestas de conjunto”.
–La educación tiene que tener una identidad –dijo Lázzaro–. Incluso la negociación paritaria tiene que ser distinta. Seria.
–¿Qué hicieron los sindicatos?
–Estuvimos tres meses haciendo propuestas y hasta elaboramos ecuaciones para discutir con rigor. No queríamos que se frustrara. No queríamos el fracaso. Y eso que somos aquellos de los que habló el Papa.
–¿Con Macri?
–No, antes. En enero, en un mensaje al Congreso Interamericano de Educación Católica reunido en San Pablo, dijo que los docentes son “los que sufren la injusticia más grande”. Y en la Plaza San Pedro, cuando reconoció la presencia de una delegación de docentes argentinos, saludó y dijo lo mismo que en su mensaje filmado: “Los peor pagados”. Está en YouTube. Gracias a las negociaciones Macri llegó a Roma con el arreglo de las paritarias docentes encaminado a nivel nacional.
–¿Qué tuvo de especial el acuerdo con el ministro Bullrich?
–Es el puntapié inicial para poder recuperar sobre el salario docente. Es un paso más hacia el establecimiento de condiciones para mejorar la calidad educativa y para todos los docentes del país ganemos igual, porque la desigualdad y la discrecionalidad siguen siendo altas en la Argentina. Es bueno que hayamos llegado a un acuerdo sobre un salario mínimo de 7400 pesos desde febrero y de 7800 desde julio, más allá de lo que cada sindicato de base acuerde en su provincia. Está bien que se haya aumentado en 400 pesos el Fondo de Incentivo Docente, el Fonid, que dejará conformado un mínimo de 8500 pesos desde julio. Los docentes no tuvimos un bono especial en diciembre y enero para compensar el salto inflacionario y toda compensación es justa. Un punto muy importante es el número cuatro del acta firmada en el Ministerio de Trabajo. Dice que a partir de esta paritaria “el salario docente no podrá ser menor a un veinte por ciento por encima del salario mínimo, vital y móvil”. Agrega que “sin perjuicio de lo que se acuerde en la paritaria salarial docente, si esto ocurriere automáticamente deberá actualizarse”. El 11 de diciembre, en la primera reunión con las nuevas autoridades, analizábamos que muchos docentes no llegaban al mínimo, vital y móvil. Otro punto del acta, el sexto, refleja lo que alcanzamos después de esta larga negociación. Señala el compromiso de trabajar en la revisión de los conceptos no remunerativos ni bonificables. Este trabajo se hará bajo el compromiso de tener en cuenta la petición de los sindicatos de “garantizar que el salario básico resulte igual o superior al 60 por ciento del salario mínimo garantizado”. Otros acuerdos se refirieron a calidad educativa y política salarial. Trabajaremos con los técnicos y los cinco sindicatos nacionales aportarán ideas y propuestas.
–¿En qué áreas?
–En una comisión sobre calidad y en otra sobre salario docente. En la puesta en marcha de una comisión de seguimiento de programas socioeducativos, en articulación con las provincias. En la remisión de fondos a las provincias para infraestructura escolar. Y en temas como la continuidad del Plan Nacional de Formación Permanente.
–El sector estatal está en plena discusión sobre los despidos. ¿Se planteó el tema?
–Sí. La respuesta fue que no habrá cesantes ni gente que se quede sin trabajo ante cualquier tipo de reestructuración.
–¿Los sindicatos creen en lo que firmaron?
–Lo que firmamos surgió de complejas negociaciones y es serio. Obviamente, tanto Sadop como los otros cuatro gremios queremos creer que el Gobierno cumplirá con su compromiso de trabajar. No quiero pensar que si aceptamos los términos del acuerdo haya sido solo para que comienzan las clases en la fecha indicada. Que haya clases el primer día no es poca cosa pero no agota la problemática en su conjunto. Y tengamos en cuenta que por las dilaciones del Gobierno, más allá de la actitud del ministro Bullrich, hasta hoy hay problemas en Mendoza, Santa Fe, Córdoba, Neuquén, Tierra del Fuego y Tucumán. Lo dejamos establecido en el acto, donde también consta que ratificamos nuestro reclamo de que todos los trabajadores de la educación sean eximidos o exentos del pago del Impuesto a las Ganancias. Hubo gobernadores que dieron como único aumento el Fondo de Incentivo Docente. Otros que ni siquiera llamaron a los sindicatos de base. Y unos terceros con propuestas vergonzosas y porcentajes simbólicos sin tener en cuenta el deterioro del salario en los últimos meses. Las provincias que más pueden deben colaborar para salir de esta situación. Que arranquen, por favor. En las negociaciones Santa Fe siempre fue como el norte para el resto del país. Pero esta vez no. En octubre ofreció una propuesta miserable, de 28 por ciento. Confío en que los gobiernos van a intentarlo y van a evaluar el impacto de las medidas de fuerza. Confío en que rescaten el valor del diálogo.
–Usted habló de las “dilaciones” del Gobierno y de la actitud personal de Bullrich. ¿Por qué la diferencia?
–Bueno, está claro que hace dos semanas el Ministerio de Educación nos hizo una propuesta. Y no es que luego se echó atrás. Simplemente no la formalizó por escrito. Pero nunca se desdijo de lo que habló con nosotros los dirigentes sindicales. El problema fueron las opiniones diferentes entre el Ministerio de Educación y otros funcionarios.
–Es que los funcionarios no eran menores.
–No, claro. El Presidente y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Macri habló de techo. Y Marcos Peña también dijo que la paritaria nacional tiene techo. En ese momento, al menos, Macri quería que esto no saliera.
–¿Por qué?
–Porque creía que al limitar la paritaria docente le podía poner un cepo al salario en general. Pero la paritaria nacional era un piso, no un techo. No podía ser parte de un federalismo mentiroso. Ahora las provincias pueden lucirse desde ese piso y, si quieren, valorar el trabajo docente. Con esta negociación, que representa un 40,2 por ciento a julio, las organizaciones sindicales nacionales perforamos el cepo salarial. Ahora que quienes se llenan la boca con la educación pongan plata. Las aerolíneas de bandera pierden dinero en todo el mundo. Pero reciben más dinero. Todo el mundo dice que la educación es importante. Algunas declaraciones del ministro de Hacienda me recuerdan las épocas en que Educación dependía solo del Ministerio de Economía. ¿Alfonso Prat-Gay quiere eso? El viejo discurso era: “Los docentes son como empleados públicos y hacen que se nos dispare todo”. Hugo Moyano tuvo que recordarles estos días que no es lo mismo subir el 40 por ciento del salario del más pobre que subirle el 40 por ciento al salario de los camioneros. En otros países los docentes incluso tienen año sabático. La gente todavía cree que somos los vagos de la película. Pero, ¿cómo es? ¿Al alumno lo mandamos de vuelta y al maestro lo hacemos trabajar enfermo? ¿Desconocemos qué significa el doble turno en la vida de un docente? En esta realidad social es un desgaste increíble para un ser humano. Cuando no hay jardines suficientes hay que enseñar y a la vez lograr que el nene de primer grado se ate bien los cordones y sepa comer. Con el jardín hoy el docente tiene otro nene de primer grado.
–¿Cuál debería ser el básico?
–No menor que 10 mil pesos. Se soluciona buscando recursos extraordinarios que permitan la unificación del salario y la conformación de un salario bonificable que no perjudique ni la jubilación ni la obra social. De la docencia los gobiernos se acuerdan en febrero. Y seguramente lo que tiró para atrás el acuerdo al que habíamos llegado en el Ministerio de Educación fue este razonamiento: “¿Con quién nos llevamos mejor, con los docentes o con los gobernadores? Con los gobernadores. Listo, arreglemos con los gobernadores”. Después tuvieron que revisar la posición. Ojalá los gobernadores fueran capaces de solucionar el tema y hacer que el salario docente sea un salario como el de cualquier otro trabajador. Uno trabaja por vocación y corrige cientos de cosas los fines de semana sin que se lo paguen. ¿Qué quieren, que por esa vocación no cobremos sueldo? Yo siempre desconfío del que no cobra sueldo. Será que saca la plata de otro lado. Le habían puesto un corset al salario y después se dieron cuenta de que no podían quedarse con el 25 por ciento. Todo el mundo hace cálculos. No se puede impedir que alguien hable de porcentajes. La gente no es tonta. Y no es válido el argumento de si una administración recibió o no un tendal de deudas. Cuando uno conduce, el cargo es una carga. En nuestras obras sociales nos deben millones de pesos, pero cuando alguien necesita algo complejo lo tiene: no hay abandono de persona. El Estado tampoco puede hacer abandono de persona con los docentes.
Fuente: Página 12