¿Diálogo o monólogo?

A propósito de la meneada "disposición al diálogo" del Gobierno.

19 de Agosto 2016

En medio de las expresiones sindicales del conflicto docente, que incluyen paros, protestas de distinto tipo y una gran manifestación callejera el próximo 2 de setiembre, el Ministro Bullrich vuelve a apelar a unos de los  "caballitos de batalla"  del PRO: su -supuesta- "voluntad de diálogo".

Según su propio relato, el Gobierno Nacional expresa una forma de entender la democracia que incluye como eje central al "diálogo".

Hasta allí, nada que objetar.

Pero la cuestión se pone espinosa cuando pasamos del "dicho" al "hecho", es decir de las palabras a la realidad.

Es que el Gobierno Nacional entiende al diálogo, como un mero intercambio de posiciones. En síntesis: nosotros decimos lo que pensamos, fijamos posición. Ellos dicen lo que piensan, y anuncian la ejecución de SU pensamiento en forma de decisión ya tomada. Imposición -unilateral manera de decidir- sin consenso.

Para nosotros el objetivo principal del diálogo social es promover el consenso y la participación democrática del conjunto del pueblo, en las cuestiones que hacen a su gobierno. Ese y no otro, es el concepto de democracia que los griegos gestaron hace muchos años. Democracia (del griego: demokratia, demos, pueblo y kratos, autoridad) es la doctrina política favorable a la intervención activa del pueblo en el Gobierno. Es el Pueblo el que, organizadamente, predomina en el gobierno político de una Nación, si caracterizamos a la misma como democrática.

El diálogo comprende para nosotros, al menos tres elementos: 1-Intercambio de información: con buena fe y colaboración (el Ministro de Educación habla de la "baja sostenida de la inflación"; pero no dice de dónde surge el dato, no hay parámetros, estudios, informes, solo un dogma al que hay que adherir acríticamente). 2- Consulta: supone un fuerte compromiso de compartir opiniones, análisis y propuestas, con el ánimo de tenerlas en cuenta, (si se "oye" al otro pero no se lo "escucha de manera atenta" porque la decisión ya está tomada, no sirve esta pseudo consulta. 3-Participación: las decisiones que se adopten para ser calificadas como democráticas deben incluir en su adopción, no solo la consulta sino también diversos niveles (macro y micro) de participación. Si el Estado (o los empleadores) adoptan decisiones sin participación de los trabajadores, no puede hablarse de negociación ni de diálogo, sino de imposición.

El objetivo principal del diálogo social es promover el consenso y la participación democrática

El neoliberalismo imperante hoy en nuestra Patria, busca afirmar la separación tajante entre Mercado y Estado, pretendiendo que el primero es el encargado de solucionar los problemas y las tensiones sociales y resolverlas con justicia y equidad. Nada más falso. Solo se trata de la libertad del lobo para que ataque a la oveja.

El único fundamento que existe hoy para construir una sociedad seria, justa y civilizada, es el trabajo. El trabajo es el gran "articulador social". Sin protección al trabajo y a los trabajadores, no hay sociedad justa posible.

Siempre decimos –con Mario Casalla- que todo pensar y todo actuar son "situados". Nos situamos en la Patria Grande Latinoamericana, asediada por el capitalismo financiero trasnacional, víctima de en un verdadero genocidio social, y en la no menos dañosa dependencia cultural y económica. Desde ese lugar decimos nuestra palabra. Desde un lugar de resistencia el régimen de saqueo.

No creemos que la democracia deba ser reducida a un instrumento: el sufragio. Ese "tipo de democracia", no es "real democracia". Para que haya esta última debe garantizarse al Pueblo el justo acceso a los bienes culturales, sociales y económicos.

Vivimos con dolor, la vigencia por estos días de una "democracia autoritaria" que puede graficarse mediante un círculo en el centro del cual se encuentra el gobernante, de quien todo depende y en torno a quien gira todo.

Hay otra forma, a construir, la democrática. Puede graficarse con un poliedro, cuyas diversas caras componen la sociedad como un todo (sindicatos, asociaciones empresarias, Gobiernos).

La democracia, requiere una cultura, entendida como forma de vida, orden y tarea (Martínez Paz), y reclama de nosotros espíritu de construcción.

Forma de vida, porque debe dar cuenta del "genio del pueblo". Orden, porque encamina a las personas a cumplir con sus fines existenciales. Y tarea, porque  vivimos en un mundo inacabado que estamos obligados a construir.

La vida humana no es una sucesión de hechos desprovistos de trascendencia. Por el contrario, es una  conducta de la que cada persona es responsable, una realidad que se entronca con el pasado (la historia) y se proyecta al futuro con sus propias características.

Esa realidad cambiante, dinámica, se construye. Y es la que permite el, una logro o el malogro de proyectos, una conquista o pérdida de posibilidades" (Gómez Arboleya). Si logramos profundizar en la conciencia histórica, y asumir que el mundo no es algo terminado sino a construir en base a valores, tendremos algunas claves para superar los monólogos e ir hacia la Unidad que produce el diálogo.

Mario Almiron
Secretario General
SADOP-CDN

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