El trabajo docente se flexibiliza cuando se niega la negociación colectiva

La negociación colectiva ha sido considerada históricamente como una conquista para el conjunto de los trabajadores, pero fundamentalmente es un derecho colectivo de los trabajadores.

04 de Agosto 2017

La OIT en el Tercer Encuentro sobre condiciones de trabajo de los docentes (1990) reconoció que la participación en la negociación colectiva, para los docentes, constituía un Derecho Humano, que no podía ser desconocido por los Estados ni por los empleadores, ya que este derecho tiene su origen en la misma dignidad del trabajo docente.

Últimamente se perciben aires flexibilizadores en la América Latina, el ejemplo de Brasil es un lacerante atropello al derecho de los trabajadores en general, avasallamiento que sustancialmente se inicia con la subversión del valor general y prioritario de la Negociación Colectiva, al anteponer los acuerdos individuales por encima de los acuerdos colectivos, subversión que llega hasta el desconocimiento mismo del carácter tuitivo o tutelar del Derecho del trabajo, característica esencial si la hay, que deja desamparado al trabajador, individualmente considerado, frente al poder de la patronal, interesada y omnipotente.

Desde ya que una reforma como la brasilera, sería inconstitucional en nuestro país, porque todos las Convenios y Recomendaciones de la OIT sobre Negociación Colectiva, que sostienen la preeminencia de lo colectivo por encima de lo individual, han sido ratificados por el Congreso de la Nación, teniendo pleno vigor o vigencia.

En la historia de nuestra actividad sindical hemos suscripto varios Convenios Colectivos, en el marco de la Ley 14.250,  en la década del 60 con el Consudec, con la Asociación de Establecimientos Adscriptos a la Enseñanza Oficial (Laicos) y con la Asociación de Establecimientos Libres de Enseñanza en General, que fueron oportunamente homologados por la Autoridad de Aplicación, y en el año 2013, con la Universidad Metropolitana Educación y Trabajo (UMET). Actualmente se encuentra en trámite nuestra solicitud ante el Ministerio de Trabajo para constituir la Comisión Negociadora con varias Universidades privadas, en el marco de la ley de Negociación Colectiva ya aludida.

También hemos constituido otros ámbitos de Negociación, como la Comisión Negociadora de la Enseñanza Privada (CONEP) con el Consudec, la Coordiep y la Caiep, habiendo logrado lamentablemente pocos, pero importantes Acuerdos laborales, que hacen al progreso del sector.

En definitiva, no nos faltan instrumentos jurídicos para constituir ámbitos de Negociación Colectiva, y muchos de nuestros empleadores nos reconocen como la representación gremial de los docentes privados en esos ámbitos, asumiendo compromisos de negociación conforme la multiplicidad de normas nacionales sobre el particular.

La realidad es que, por la vía de los hechos, por medio de las dilaciones y una ostensible falta de voluntad negociadora, nuestros empleadores poco hacen para reconocer en la práctica nuestro derecho a la Negociación Colectiva, sumándose en los hechos a este vendaval flexibilizador, que termina arrasando con nuestros derechos y los derechos colectivos de todos los docentes.

Desconocer nuestros derechos docentes no es una mera postergación en nuestras conquistas o en nuestros reconocimientos, es también desconocer la dignidad de nuestro trabajo y es, en los hechos, apostar a una Educación carente de calidad.

La Educación de calidad, lo sabemos, no se da o no se brinda cuando contamos con múltiples instrumentos tecnológicos o con una infraestructura moderna y estéticamente confortable.

La calidad educativa se logrará sólo cuando se reconozcan y se hagan realidad los derechos de los Educadores y de los Educandos, cuando el ambiente que así se logre lleve a ambos protagonistas de la tarea educativa a un clima positivo y creativo.

Lamentablemente, estos requerimientos de los trabajadores de la educación privada tampoco les urgen a nuestros empleadores, por esto, aunque en teoría se manifiestan proclives al diálogo y al encuentro con la representación sindical, en los hechos es poca la voluntad de acordar, es escaso el interés por reconocer y realizar nuestros derechos laborales, y entonces las negociaciones se dilatan y nuestra paciencia se va terminando.

Hemos solicitado a todos los Obispos del país, a través de un reclamo escrito, que den muestras de su interés en acordar cuestiones laborales, que aporten a esa calidad educativa tan ponderada y supuestamente anhelada. El 7 de julio ppdo. nos entrevistamos con el Presidente de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal Argentina y, nuevamente nos hizo saber de su buena disposición, pero aún no podemos contar con un hecho o una actitud que de respuesta a nuestro requerimiento.

Seguiremos encarando acciones en las diferentes Seccionales del SADOP, para hacer sentir a TODOS  nuestros empleadores este reclamo, por el que pugnamos por Negociar colectivamente mejores condiciones de trabajo y por salarios acordes a la función que cumplimos.

Que también todos lo sepan, este reclamo aún no tiene respuesta, pero el SADOP no abandonará ni dejará las cosas así.

María Lazzaro
Secretaria General 
SADOP -CDN

Pedro Bayugar
Secretario Gremial
SADOP-CDN

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