La proscripción de Lula no es solo una situación interna de Brasil

La realidad de nuestra región nos está mostrando la existencia de una campaña sistemática y planificada cuyo objetivo es destruir los movimientos que se conformaron en la primera década del siglo XXI, la Segunda Independencia de la Patria Grande.

11 de Abril 2018

Rafael Guirado
Secretario de Relaciones Internacionales
SADOP-CDN

Sostener que la situación judicial de Luiz Inacio Lula Da Silva es un hecho propio de Brasil es obviar el contexto latinoamericano en su conjunto, situación que intenta hacerse desde los multimedios hegemónicos. 

Ya hemos visto la inconsistencia de los argumentos de los legisladores brasileños durante la sesión del Congreso del impeachment que condenó a Dilma Rouseff. Los mismos argumentos, sin peso ni sustancia, que el juez Sergio Moro, por intuición, convicción o por falta total de ética jurídica y personal, sostiene con el expresidente Lula, para dictaminar que es culpable. Sólo con leer el texto del interrogatorio queda claro cuáles son sus intenciones. 

La realidad de nuestra región nos está mostrando la existencia de una campaña sistemática y planificada cuyo objetivo es destruir los movimientos que se conformaron en la primera década del siglo XXI, la Segunda Independencia de la Patria Grande. 

Es más, tomando palabras de la Cra. Alicia Castro, "el ataque del neoliberalismo en la región está promoviendo un 'neocolonialismo'". El empecinamiento por concretar el Acuerdo MERCOSUR-UNIÓN EUROPEA, es una muestra de ello. Este acuerdo es peor que el ALCA y nos retrotrae a las primeras décadas del siglo XX, cuando los países, de nuestra región eran proveedores de materias primas, sin valor agregado y al precio que imponían las metrópolis. Países centrales adquirentes de materia prima y generadores de productos elaborados, con mano de obra de ellos. Esta actitud “neocolonial” la estamos percibiendo en gestos impensados que nos producen preocupación. 

Pero volviendo a la situación de Brasil, la proscripción de Lula es la proscripción de los movimientos populares. El instrumento ejecutor es el Poder Judicial y el promotor es el Poder Mediático de las grandes cadenas. No se trata de corrupción, ya que nadie está exento del ataque de los que hoy detentan el poder político en la región. Brasil y Argentina son el ejemplo.

El programa corporativo de las oligarquías locales, en sociedad con los poderes económicos-financieros globales, es retomar el modelo colonial y de dependencia para toda la región. Por eso este concepto de “neocolonialismo”. Estamos frente a una versión corregida y superadora del Plan Cóndor, utilizando todos los instrumentos “legales y constitucionales” disponibles. Siendo central la concientización sistemática de la población, a través de todos los medios de comunicación y muy especialmente de las redes sociales. Es muy sencillo propagar una mentira, pero no lo es para nada hacer notar lo que es: una mentira.

Se están utilizando todos los instrumentos posibles. Lo vemos en el tratamiento de la realidad venezolana, con todo lo complicado que ella tiene. Pero hay que destacar que ellos cuentan con un elemento a favor: la Constitución Bolivariana, en la que se ha establecido el Poder Popular, que es el instrumento más adecuado para contener todas las acciones y sanciones de la que objeto el país hermano.

Tengamos presente que nuestras constituciones nacionales son neoliberales y responden a otros momentos de nuestra historia. Por eso, nos hacemos eco de las palabras del Cro. Mario Morant: “Es necesario pensar en una nueva constitución y no en una reforma”.

Mientras tanto, debemos deliberar estrategias para la coyuntura y estrategias a mediano y largo plazo. No olvidemos que el objetivo del “neocolonialismo” es perdurar a costa de los pueblos. Por eso, afirmar que la situación de Lula es una cuestión propia de Brasil, es no ver más allá de la línea del horizonte.

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