El acuerdo con el FMI: el componente necesario para la dependencia

¿Quiénes ganan y quienes perdemos?

07 de Septiembre 2018

Mucho se ha dicho en estos días –y mucho se dirá en los próximos meses hasta la realización del G20 en 30 de noviembre y 1 de diciembre próximos- tratando de buscar un sentido a este sin sentido que nos ha llevado de estar desendeudados a finales del 2015 a generar una deuda tal, producto de la especulación financiera –a la que bien llamamos “bicicleta financiera”- propuesta por la actual administración, que esperemos por el futuro mismo de nuestro pueblo, no termine en “default”.

Esta “vuelta al mundo” que “nos impuso esta gestión” no ha sido de la forma más afortunada ni favorable para el país y especialmente para el único garante de todas estas acciones desacertadas: el pueblo trabajador.

 

¿Quiénes ganan y quienes perdemos?

Lo que es más que evidente, luego de dos años y nueve meses de gestión, es que esta administración de CEO´s y de un “club de amigos” devenidos en improvisados ministros, tenían bien organizado un “Plan de Negocios” y no un “Plan de Gobierno”. Y esta dureza extrema –rayana con la crueldad- nos tiene que terminar de abrir los ojos y los oídos – esos que durante muchos años la campaña mediática que desde diciembre de 2015, se transformó en cerrojo, nos tiene que impulsar a abrir la boca para expresar el rechazo a esta depredación de los recursos financieros, naturales y tecnológicos que vienen llevando adelante con total desenfado y desprecio por el pueblo en su conjunto. Porque aquí no se trata de una cuestión de sectores sociales, se trata del enfrentamiento de nuestra sociedad entre sí. Hoy la “grieta” que nos vendieron durante más de ocho años se ha transformado en un abismo, cada vez más ancho y profundo. No olvidemos que cuando se pelean entre pobres, las únicas que salen favorecidos son las oligarquías locales. Y así tenemos la respuesta a nuestra pregunta.

En estos días hemos sido damnificados con la eliminación de dos ministerios –devenidos en Secretarías- que han sido desde su constitución misma  emblemas de la Justicia Social: Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el de Salud. Dos objetivos prioritarios dentro del “Plan de ajuste draconiano” desde siempre pensado en este “Plan de Negocios” y justificado por la presencia en nuestra escena socioeconómica del Fondo Monetario Internacional. Desde su creación el FMI nunca estuvo pensado para acciones solidarias, de esto no tenemos que tener ninguna duda. El FMI no cambió, empeoró; sino miremos en las condiciones que está hoy Grecia luego de diez años de presencia en ese país de la Troika (FMI – Banco Central Europeo – Comisión Europea).

Trabajo, como Secretaría perdió su función primordial de mediador entre los trabajadores y los empleadores. De hecho esta función ya no la estaba cumpliendo desde el inicio de la gestión neocolonial del actual gobierno. Esto deja abierta muchas puertas, las que todas nos llevan al abismo, y que nos genera al menos la duda –sino el temor- de que sucederá con la Seguridad Social, un “botín de guerra” más que codiciado por los poderes financieros globales.

Salud, devenido en Secretaría dentro de Desarrollo Social, con una gestión actual más que cuestionable, corre el mismo camino. Ya hemos sido testigos de medidas en el área de salud que nos hacen retroceder, al menos, treinta años atrás. Teníamos el Plan Nacional de Vacunación que nos ha valido el reconocimiento mundial por la erradicación de muchas enfermedades que en otras latitudes le cuesta la vida a millares de niños y adolescentes. Pero “entramos al mundo” para estar en este aspecto específico dentro a países como Etiopía, Haití o Somalia, que no tienen ministerio del área.

Pero en toda nuestra región se están dando acciones similares que promueven el avance depredador del neoliberalismo, transformado en neocolonialismo, donde se promueve el avasallamiento de todos los derechos sociales y laborales que décadas de lucha nos ha costado a los trabajadores, con el objetivo de generar una “masa” laboral desprovista de cualquier tipo de derecho, y donde la precarización laboral y la pérdida de los derechos sociales sean la meta. Es posible escuchar con total desparpajo de muchos funcionarios que “el pobre solo tiene derecho a seguir siendo pobre, y que vivimos desaprensivamente gastando más de lo que no debíamos gastar, y que la movilidad social solo es una quimera de los gobiernos populistas”. Valga como ejemplo lo que actualmente está sucediendo en Costa Rica con la “Reforma Fiscal”, que lleva implícita la reforma laboral y de la seguridad social; lo que sucede en Panamá, también con las reformas sociales y económicas y lo que está sucediendo en Brasil, tanto en lo político como en lo económico, lo laboral y lo previsional.

 

Nuestras preocupantes realidades

La “fiesta” la están disfrutando quienes siempre han vivido a costa de nuestros pueblos. Valga como referencia que desde enero de 2016, la fuga de capitales en nuestro país asciende a 56.000 millones de dólares, gracias a los capitales golondrinas y a los poderes económicos locales que han explotado al máximo el rédito de las tasas de interés descomunales a las que estamos sometidos. Una economía es realmente inviable con tasas de interés del orden del 70%, llegando para el descubierto de cuentas hasta el 120%. También lo es cuando se destruye el mercado interno, que es el verdadero motor de la economía, y a la mediana y pequeña empresa. Pensar en que somos sólo un país agroexportador es volver a las primeras décadas del siglo XX, donde el pequeño productor también es perjudicado por los “pules de siembra”, esta “vuelta al mundo” es volver a la época de los grandes latifundios donde unos pocos viven de la riqueza de la tierra. Esto también es pensar en un país para no más de 20.000.000 de habitantes, o sea estamos sobrando la mitad!!

Estamos inmersos en una serie de shows mediáticos que poco se parecen a un reality, pero más se parecen a “los juegos del hambre”. Estamos pendientes del valor del dólar, no por lo que se puedan dolarizar nuestros ahorros, sino por la forma en que impulsará el aumento desmedido de inflación, que es lo que realmente afecta nuestro bolsillo. Todo está dolarizado (servicios, alimentos, etc.) menos el salario. Pasamos de tener el salario básico más alto de Latinoamérica a estar entre los últimos tres más bajos de la región. Y este es otro de los objetivos: la baja del salario real, meta fundamental del FMI.

Respecto del Acuerdo con el FMI, hay dos aspectos sustanciales los que, obviamente, tanto el gobierno como los medios hegemónicos callan deliberadamente: primero que este tipo de acuerdo debe pasar por el Congreso Nacional, como lo establece la Constitución Nacional: el inciso 7 del artículo 75 especifica que "corresponde al Congreso arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación". No como esgrimen algunos personeros del gobierno que sostienen que el Artículo 60 de la ley 24156, establece que solo es suficiente que forma parte del Presupuesto Nacional. Parece que una ley está por encima de la Constitución. Otro ejemplo más de la ausencia del estado de derecho.

Pero a su vez el Fondo Monetario Internacional está violando su propio Estatuto, ya que el mismo le prohíbe todo tipo de ayuda o préstamo a un Estado donde se está produciendo una desmesurada fuga de capitales, como ya hemos mencionado anteriormente.

Si esta es la forma de entrar al mundo era preferible quedar afuera…

Rafael Guirado
Secretario de Relaciones Internacionales
SADOP - CDN

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