Prácticas desleales

Provocar dilaciones en el proceso de negociación colectiva es una practica contraria a la ética en las relaciones del trabajo

09 de Octubre 2012

Por Mario Almirón
Secretario General de SADOP

Toda  asociación  de  empleadores  debe negociar  colectivamente  con  el  sindicato  representativo  de  los  trabajadores. Tal  deber  de  negociar  no  es  sólo  una obligación formal. Los protagonistas  de la  negociación  están  obligados a  realizar un  esfuerzo  sincero  para  arribar a  un  acuerdo. En  el  proceso  o  “camino” de la  negociación  la  buena  fe  debe  estar  presente en  todas  las  etapas. Debe  haber  disponibilidad  para  iniciar  las  negociaciones, y  también voluntad  de cumplir  con  los procedimientos de  modo  tal que  se  evidencie un  real  esfuerzo para  concretar un acuerdo. Es que  negociar supone asumir una “posición  activa”  de  las  partes en  el desarrollo  de  las  tratativas.

Los  docentes  privados nucleados  en  SADOP reclamamos tal  actitud  por  parte  de  las  asociaciones que  representan a  nuestros empleadores.

Lo  decimos  con  claridad: no  basta  con  mostrar  voluntad  de  diálogo  o  sentarse  a  la  mesa  de  las  negociaciones  si  tal  conducta  no  va  acompañada de una  permanente   búsqueda  para alcanzar  el  objetivo:  arribar a  un  acuerdo.

El  desinterés por  solucionar  los  conflictos de  la  docencia  privada  se  ha  manifestado de  diversos  modos en  la  larga  lucha  del  SADOP  por  concretar  su  negociación  colectiva. Representantes  con  mandato  insuficiente, ausencia  de  sus  máximos dirigentes  en las  reuniones, dilaciones  constantes, falta  de  materialización  de  propuestas y falta  de  disposición a  tomar  en  cuenta  los  argumentos  del  Sindicato  han  sido algunas  de  las  conductas asumidas  por  el  sector  empleador.

Cuando  se  provocan  dilaciones  que  tienden a  obstruir  el  proceso  de  negociación  estamos  ante  una  conducta contraria a la ética  en  las  relaciones  profesionales del  trabajo. Máximo Monzón definió a las  prácticas  desleales como: “…toda conducta  del  empleador  que  directa  o  indirectamente se  halle  dirigida a menoscabar, perturbar u  obstruir  la  acción y el  desarrollo  de  las  asociaciones  profesionales y de  los  derechos que  en  su  consecuencia se  reconocen a  los  individuos…”[1]

La  ley  nacional  Nro. 23551 -que  protege la  libertad  sindical  en  Argentina- tipifica  en  su  artículo 53  una  serie  de  conductas  que  considera “contrarias a la  ética  en  las  relaciones  profesionales del  trabajo” por  parte  de  los  empleadores o  de  las  asociaciones  que  los  representen.

Entre  tales  conductas consideradas “prácticas  desleales”  por  la  ley  figura: “rehusarse a negociar  colectivamente con  la  asociación  sindical capacitada para  hacerlo o provocar  dilaciones que  tiendan a  obstruir  el  proceso de  negociación” (inciso “f” del  art. 53, ley 23551).

La  norma  establece  que cuando la  práctica  desleal fuera  cometida  por entidades  representativas  de  empleadores, la  sanción  será  una  multa fijada  por  la  Justicia  hasta  un  máximo  equivalente  al  20%  de  los  ingresos  provenientes  de  las  cuotas  que  deban  pagar  los  afiliados  en  el  mes  en  que  se cometió  la  infracción. El importe  de  las  multas  es  percibido  por el  Ministerio  de  Trabajo y  destinado al  mejoramiento  de  los  servicios  de  inspección del  trabajo.

Norberto CENTENO[2], ha  resaltado  además la  importancia  de esta  figura jurídica  no  solo  en  el  plano  de  la  “sanción” propiamente  dicha, sino como vía  para  hacer  cesar  la  conducta ilícita, evitando  perjuicios  a  futuro.

Hay  una  deuda colectiva  por  parte  de  los  representantes  de  nuestros  empleadores. SADOP  exige  que  se concreten  acuerdos  que  mejoren  las  condiciones  de  trabajo  de  los  docentes  de  establecimientos  educativos  privados. Y  reclama  de las  entidades  patronales una  actitud  distinta. Dilatar las  negociaciones  y  no  realizar  los esfuerzos  necesarios  para  arribar  a  acuerdos  solo contribuirá al  conflicto.

El  abuso  de  poder  viola  los  derechos de  los  trabajadores

El  grado  de desarrollo  de  una  sociedad  se mide  por  cómo  se  trata  en  ella  a  los  más  débiles. Cada día que  pasa  sin  que  se  resuelvan  las  injusticias estructurales que  sufre  la  docencia  privada supone  un  mayor  perjuicio.

Las  entidades  que  representan a los  empleadores  de  la  enseñanza  privada  tienen manera  de  reparar  este  daño. Pueden  poner  término  a  esta  situación  de  injusticia. Deben  disponerse  a  negociar sin dilaciones,  con el propósito  de  arribar  a  un  acuerdo  justo para  todos.

SADOP tiene  esa  disposición. Quiere negociar  las  CyMAT  de  sus  representados  y  participar  de  las  micro  y  macro decisiones  que  afectan a los trabajadores. Si se  le  niega  esa  posibilidad, si  se  le  cierra  el  camino, no se  resignará. Muy por  el  contrario  seguirá  buscando  superar  esa situación  mediante  la  lucha  y  la confrontación.



[1] MONZON, Máximo Daniel. Las prácticas desleales a través de  las  decisiones  del  Consejo Nacional  de  Relaciones  Profesionales, DT, 1952, p.584.

[2] CENTENO, Norberto. Prácticas  Desleales y Procedimientos ante  el  Tribunal  Nacional  de  Relaciones Profesionales, DT, 1974, p. 136.

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