Provocar dilaciones en el proceso de negociación colectiva es una practica contraria a la ética en las relaciones del trabajo
Por Mario Almirón
Secretario General de SADOP
Toda asociación de empleadores debe negociar colectivamente con el sindicato representativo de los trabajadores. Tal deber de negociar no es sólo una obligación formal. Los protagonistas de la negociación están obligados a realizar un esfuerzo sincero para arribar a un acuerdo. En el proceso o “camino” de la negociación la buena fe debe estar presente en todas las etapas. Debe haber disponibilidad para iniciar las negociaciones, y también voluntad de cumplir con los procedimientos de modo tal que se evidencie un real esfuerzo para concretar un acuerdo. Es que negociar supone asumir una “posición activa” de las partes en el desarrollo de las tratativas.
Los docentes privados nucleados en SADOP reclamamos tal actitud por parte de las asociaciones que representan a nuestros empleadores.
Lo decimos con claridad: no basta con mostrar voluntad de diálogo o sentarse a la mesa de las negociaciones si tal conducta no va acompañada de una permanente búsqueda para alcanzar el objetivo: arribar a un acuerdo.
El desinterés por solucionar los conflictos de la docencia privada se ha manifestado de diversos modos en la larga lucha del SADOP por concretar su negociación colectiva. Representantes con mandato insuficiente, ausencia de sus máximos dirigentes en las reuniones, dilaciones constantes, falta de materialización de propuestas y falta de disposición a tomar en cuenta los argumentos del Sindicato han sido algunas de las conductas asumidas por el sector empleador.
Cuando se provocan dilaciones que tienden a obstruir el proceso de negociación estamos ante una conducta contraria a la ética en las relaciones profesionales del trabajo. Máximo Monzón definió a las prácticas desleales como: “…toda conducta del empleador que directa o indirectamente se halle dirigida a menoscabar, perturbar u obstruir la acción y el desarrollo de las asociaciones profesionales y de los derechos que en su consecuencia se reconocen a los individuos…”[1]
La ley nacional Nro. 23551 -que protege la libertad sindical en Argentina- tipifica en su artículo 53 una serie de conductas que considera “contrarias a la ética en las relaciones profesionales del trabajo” por parte de los empleadores o de las asociaciones que los representen.
Entre tales conductas consideradas “prácticas desleales” por la ley figura: “rehusarse a negociar colectivamente con la asociación sindical capacitada para hacerlo o provocar dilaciones que tiendan a obstruir el proceso de negociación” (inciso “f” del art. 53, ley 23551).
La norma establece que cuando la práctica desleal fuera cometida por entidades representativas de empleadores, la sanción será una multa fijada por la Justicia hasta un máximo equivalente al 20% de los ingresos provenientes de las cuotas que deban pagar los afiliados en el mes en que se cometió la infracción. El importe de las multas es percibido por el Ministerio de Trabajo y destinado al mejoramiento de los servicios de inspección del trabajo.
Norberto CENTENO[2], ha resaltado además la importancia de esta figura jurídica no solo en el plano de la “sanción” propiamente dicha, sino como vía para hacer cesar la conducta ilícita, evitando perjuicios a futuro.
Hay una deuda colectiva por parte de los representantes de nuestros empleadores. SADOP exige que se concreten acuerdos que mejoren las condiciones de trabajo de los docentes de establecimientos educativos privados. Y reclama de las entidades patronales una actitud distinta. Dilatar las negociaciones y no realizar los esfuerzos necesarios para arribar a acuerdos solo contribuirá al conflicto.
El abuso de poder viola los derechos de los trabajadores
El grado de desarrollo de una sociedad se mide por cómo se trata en ella a los más débiles. Cada día que pasa sin que se resuelvan las injusticias estructurales que sufre la docencia privada supone un mayor perjuicio.
Las entidades que representan a los empleadores de la enseñanza privada tienen manera de reparar este daño. Pueden poner término a esta situación de injusticia. Deben disponerse a negociar sin dilaciones, con el propósito de arribar a un acuerdo justo para todos.
SADOP tiene esa disposición. Quiere negociar las CyMAT de sus representados y participar de las micro y macro decisiones que afectan a los trabajadores. Si se le niega esa posibilidad, si se le cierra el camino, no se resignará. Muy por el contrario seguirá buscando superar esa situación mediante la lucha y la confrontación.