Hemos comentando, en los últimos tiempos, que el novísimo orden mundial tiene la característica primordial del cambio continuo del escenario político internacional. Éste se ratificó con el resultado de las elecciones en Estados Unidos.
El triunfo de Donald Trump abre un capítulo de incertidumbres generalizadas en la geopolítica mundial. Sería prematuro hacer futurología sobre las implicaciones de las medidas que podría llegar a tomar, cuando asuma la administración, pero ya podemos ver algunas consecuencias. La primera, es la derrota estrepitosa de las consultoras generadoras de las encuestas, quienes vaticinaron el triunfo indiscutido de Hillary Clinton. Por otra parte, se percibe no sólo una profundización de la derecha, sino la exacerbación de la ideología quakera anglosajona. Trump sostuvo durante toda su campaña la posición de que Estados Unidos es anglosajón y debe cerrarse hacia adentro, demonizando a las minorías étnicas y religiosas (minorías que en muchos casos ya no son tan minorías, como es el caso de los latinos). Podemos percibir, hoy mismo (a horas del resultado), que hay significativa preocupación en su vecino del sur: México.
Hoy día, 9 de noviembre, se observa una importante caída en los principales mercados, justamente por la visión exasperante del nuevo presidente de potenciar solo a la economía y las empresas norteamericanas, en detrimento de muchas trasnacionales; al haber remarcado la importancia de que las empresas norteamericanas vuelvan a localizarse en el territorio nacional. Esto nos permite pensar que es una forma de dar por tierra todos los proyectos de los Tratados Mega nacionales, con los cuales nunca comulgó.
En última instancia, nadie nos hubiera garantizado que de haber triunfado los Demócratas la situación hubiera sido diferente. Recordemos que Hillary Clinton, durante su gestión como Secretaria de Estado, fue quien impulsó la invasión de Libia y la eliminación de Gaddafi, además de intervenir en el derrocamiento “institucional” de Manuel Zelaya en Honduras y en la potenciación de la derecha venezolana. Hillary Clinton miembro del Grupo Bildeberg, que se ha constituido en el gobierno mundial por parte de los grupos económicos, era la candidata del grupo en detrimento de Donald Trump, que no pertenece al mismo. Esta derrota es más que reveladora para la gobernanza mundial, que les significará, obviamente, un duro cambio de estrategia por parte del grupo.
Como hemos comentado, al comienzo de esta nota, no podemos hacer futurología pero no nos inhibe de hacer una lectura más profunda de las distintas situaciones que se vayan dando desde el próximo 20 de enero en adelante. El escenario es cambiante cada vez con mayor celeridad. Debemos estar atentos para que esa vorágine de cambio continuo, no nos lleve puestos. Como siempre historia de final abierto y de necesaria atención a estos cambios de escenarios.
Mario Almirón
Secretario General
SADOP – CDN
Rafael Julio Guirado
Secretario De Relaciones Internacionales
SADOP - CDN