“El arte, no puede ni debe esta desligado de la acción política y de la difusión militante y educadora (...)”. Ricardo Carpani
Por María Fernanda Benítez, Secretaria General de SADOP Capital
La exhibición inaugurada el 16 de Mayo en SADOP es un ejemplo de integración entre arte y compromiso militante, además de exponer como aristas sobresalientes dos ejes de la obra del maestro Ricardo Carpani: gráfica política militante, y cultura e identidad nacional.
Todavía hoy resultan impactantes los afiches que, desde una de las paredes de la sala de SADOP, sobresalen por su clara manifestación de contenido político. Allí están graficados Basta, referido a la semana de protesta de la CGT en 1963, y los trabajos correspondientes a los dos primeros aniversarios de la desaparición de Felipe Vallese (1963 y 1964), el obrero metalúrgico y militante del movimiento juvenil de la Resistencia Peronista, secuestrado el 23 de agosto de 1962 durante el gobierno de facto de José María Guido, y luego desaparecido. Sobre esa misma pared se encuentra el mural sobre “El Cordobazo” de 1969.
La gráfica política militante establece un contacto directo con la historia, representa un arte masivo que no se refugia en las galerías o salones. Estos ejemplos intentan brindar una síntesis sobre lo que ha sido una de las mayores contribuciones de Ricardo Carpani a la causa del Movimiento Obrero. En esta línea de compromiso podemos ubicar tanto a las ilustraciones en periódicos y revistas como a las láminas que se difundían entre los militantes del movimiento político y obrero. El homenaje a Carpani recrea estas imágenes con el fin de reconocer en el artista a uno de los principales iniciadores de esta manera de encarar el arte.
Su lenguaje era una manera de comunicar y de provocar una discusión política callejera. Así se expresaba la gente que caminaba por la calle y se detenía a discurrir sobre los significados políticos de los afiches.
Para marcar un inicio, podemos decir que todo comenzó con Basta. A raíz del impacto que causó este afiche, Carpani realizó varios más, cuya temática abarcó desde la desocupación y los puntos programáticos de la CGT hasta la desaparición de Vallese.
Luego de un interregno a causa del alejamiento de Carpani por el “vandorismo” en la CGT, renace este movimiento gráfico, político y militante motivado por su apoyo a la CGT de la Argentinos. Los afiches de este nuevo período, pegados masivamente, realzaban su contenido político. Su compañera de toda la vida, Doris Carpani, ilustró este eficaz sentido con una anécdota de un transeúnte que, mirando un afiche, exclamó: “¿qué se va a venir ahora?”. Refiriéndose a esta manera de expresar el compromiso político, el artista explicaba: “No se entiende por qué el afiche, el panfleto, el cartelón, las ilustraciones con consignas políticas, no pueden ser vehículo de contenidos profundos, expresados estéticamente. Lograr imágenes, símbolos y hechos que por responder a esas necesidades reales de los trabajadores, posibiliten que éstos se identifiquen con ellos, asumiéndolos como algo propio”.
El otro tema de la muestra representa la paleta de Carpani, con un profundo contenido de cultura e identidad nacional. Están expuestos cuadros de una belleza llamativa, con un cuidado estético abrumador. Entre estos trabajos se destaca el cuadríptico Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, junto al Centauro Gaucho y El Hombre con Caballo. Podríamos decir que la paleta de Carpani representa una “gráfica política artística” como una manera de englobar
en una síntesis conceptual la otra cara de la muestra.
Estas pinturas también representan su militancia, abarcan obras de un profundo contenido político y cultural, pero que –ya sea por la difusión o por la técnica empleada– no son masivas, sino que, generalmente, recorren el ambiente artístico y/o entendido. Estas obras están dentro de una temática que no hace al momento político coyuntural, sino que abarcan un pensamiento más estratégico, y que se imbrica en nuestro ser motivado por la transmisión de sus raíces. Mediante estas imágenes se expresa una suerte de historia ilustrada que recorre los pueblos originarios, los fieros rostros de los conquistadores, pasando por el gaucho mitificado en su estar más profundo, para llegar al porteño, pareciendo así “parafrasear plásticamente” los conceptos del filósofo Rodolfo Kusch sobre los indígenas y porteños.
Asimismo, la muestra en SADOP representa una cronología histórica del artista: las obras recorren los años 60 a través de afiches que son la expresión viva de esa época; los años 70 con el Hombre con Caballo, durante su exilio; la década del 80 expresada en el Centauro Gaucho; y los 90 representado por Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos”. A su vez, esta última obra pareciera ilustrar con magnífica justeza las investigaciones impulsadas por SADOP y recogidas en el libro Proyecto Umbral.
El ideario de la militancia de Carpani es posible recorrerlo no sólo con su obra plástica, sino también mediante sus escritos. Textos como Arte y Revolución en América Latina (1961) y La Política en el Arte (1962, con prólogo de Hernández Arregui). También con la fundación de la revista Programa, en 1964, cuyo primer número publica “El Arte y la Vanguardia Obrera”, y Estrategia y Revolución, que aparece en 1965. En ocasión del 2ª Encuentro de Plástica Latinoamericana, en la Habana, Cuba, en 1973, publica su trabajo “El Arte y el Problema Nacional Latinoamericano”. Con estos textos Carpani también ha contribuido al desarrollo del pensamiento nacional y popular.
Al decir del escritor y periodista español Manuel Vincent: “(el nombre de Carpani) siempre fue asociado a sus carteles de exaltación y reivindicación obrera. (…) Se convirtió en símbolo del artista comprometido (…) Con la misma musculatura de siempre Ricardo Carpani ha trazado este poderoso acorde de todas sus obsesiones. El resultado es una fiesta llena de ironía, de placer y de sarcasmo. Y esta es la forma en que Carpani sigue cabalgando su tigre” .
Breve biografía
Ricardo Carpani nació en Tigre, en el año 1930. Vivió su infancia en Capilla del Señor, terminó el secundario en la Ciudad de Buenos Aires y, luego de un fugaz paso por la UBA, se fue a París. Al volver, se decidió por el dibujo y la pintura. Desde temprano se apartó del arte de caballete y comenzó con el muralismo. Su arte simbolizó las luchas obreras, y, por su compromiso político, tuvo que exiliarse del país. Regresó luego de 10 años, encontrándose con una Argentina cambiada; sin embargo, el militante seguía vivo: su arte continuó con el derrotero del hombre comprometido, y debido a ello, fue proscripto de galerías de arte y del mercado. Pero la utopía de un mundo mejor lo atravesó siempre. Murió en 1997.