2013-11-19
Durante el 10º Congreso de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Educación y la Cultura, los congresales de América del Sur, Central y el Caribe eligieron el nuevo Comité Ejecutivo de la organización, que estará encabezado por Mario Almirón. Aquí los ejes del discurso que brindó el Secretario General de SADOP durante la asunción.
“Quiero empezar agradeciendo a todas las compañeras y los compañeros que protagonizamos esta Asamblea Docente Latinoamericana. Hemos renovado nuestro compromiso con la FLATEC más de 30 organizaciones sindicales, que representamos a más de 350 mil trabajadores. Le hemos dicho sí a la unidad, a la liberación, a la cultura y a la educación popular; sí al trabajo digno y a la integración. Este encuentro de militantes de la educación popular nos llena de orgullo, y quienes militamos en SADOP hoy estamos muy felices de recibirlos en este encuentro. Muchas gracias por estar acá, compañeros. (…)
Decíamos con emoción y convicción que estamos por la integración, la defensa del trabajo, la unidad y por la liberación de nuestros pueblos. Cuando definimos con toda claridad esos objetivos que muestran hacia dónde vamos con la FLATEC, aparecen las figuras de los enemigos. Un deber primordial de toda conducción es empezar definiendo al enemigo. Sabemos que este conjunto de organizaciones hermanas que hacemos la FLATEC tiene por enemigo al neoliberalismo, como se llama en esta etapa al capitalismo; a las patronales que explotan, a aquellos que quieren hacer del mercado el centro de la política, que quieren explotar a los trabajadores, sojuzgar a nuestros pueblos y que buscan someternos. Ese es el enemigo de la FLATEC, y contra él luchamos. No estamos poniendo en el lugar del enemigo a compañeros de otras organizaciones gremiales docentes, a compañeros trabajadores, que tienen otras opciones, que han decidido otros rumbos que, quizás, no coincidan con el nuestro. No hay que confundirse, ellos no son nuestros enemigos. El enemigo es el imperialismo, el neoliberalismo, el capital concentrado. Ahí dirigimos la lucha. Son los que quieren considerar a la educación una mercancía; los que creen que el trabajo también puede estar sujeto a los vaivenes del mercado. Nosotros sabemos y asumimos, desde FLATEC y su historia, que tanto la educación como el trabajo son derechos humanos, que son producto de la lucha de los trabajadores y que nosotros estamos dispuestos a defenderlos en todos los campos y terrenos. Estamos asumiendo una responsabilidad importante, porque la FLATEC viene de resistir el embate del neoliberalismo.
La unidad forzada, que es aquella que quisieron imponernos los países más ricos y poderosos, también se quiso dar en el campo sindical, y, en gran medida, lo lograron. Decía el compañero Mario Morant que aquellos que son los dueños y señores de la economía, en gran medida también de la política, han logrado avanzar sobre el terreno sindical. Pero en Latinoamérica, un conjunto de dirigentes que uno respeta y admira, que tienen una historia de lucha y que están hoy aquí, le dijeron que no al intento de avasallamiento y a esa movilización del sindicalismo. Por eso hoy la FLATEC está aquí de pie con toda la dignidad.
Nuestra Federación tiene una trayectoria, la de sus dirigentes. Es la trayectoria de sus luchas, de compañeras y compañeros que dieron su prestigio, su tiempo y lo mejor de sí, para defender los derechos de los trabajadores. En los últimos tiempos, ha tenido –no vamos a ocultarlo ni negarlo– alguna crisis en su conducción. No es malo ni nada fuera de lo común que una organización tenga una crisis, porque lo importante es cómo sale de ella. Hoy, la FLATEC ha definido claramente un proyecto. Y las organizaciones que tienen trayectoria y tienen un proyecto, sin ninguna duda, podemos superar esas crisis. ¡Vamos a hacer una organización más grande y, cada vez más, al servicio de los trabajadores!
Nosotros nos definimos como trabajadores de la educación, pero no vamos a cometer el error que, lamentablemente, cometió muchas veces la dirigencia sindical docente argentina y latinoamericana. No nos vamos a aislar del conjunto de los trabajadores. ¡Nuestro destino es el destino de los trabajadores! Donde esté un trabajador, su sufrimiento, su padecimiento, su lucha, ahí estaremos nosotros. (…) Formamos parte de un colectivo más grande: el movimiento de los trabajadores latinoamericanos. Ahí nos reconocemos, nos identificamos, y hacia allí construiremos unidad de acción.
Definir al enemigo implica definir a los aliados y a los compañeros. El compañero es el que lucha al lado de uno, con toda su fuerza, convicción y ganas. Para ese compañero no hay otra cosa que gratitud, agradecimiento, por tanta responsabilidad y confianza delegada en nosotros. Y aunque no se trate de compañeros, uno camina en esta ruta con aliados. Seguramente un tema de discusión en el Comité Ejecutivo de la FLATEC tendrá que ver con abrirse al diálogo. Sin perder identidad, pero abrirse al diálogo con otros compañeros que no pertenecen a esta organización, pero que también luchan y están dispuestos a ponerles límites, en cada uno de nuestros países, a los efectos concretos del neoliberalismo. Vamos a construir una política de apertura, no sectaria, de diálogo y de unidad, sin dejarnos conducir por otros, pero abiertos a establecer alianzas para pelear con el enemigo común.
Militamos y militaremos defendiendo y ejerciendo la autonomía sindical, que significa pararse a una distancia saludable de gobiernos y empleadores. Esto no significa un desprecio, porque somos concientes de que en democracia hay que dialogar y negociar. Pero sí significa una decisión política insoslayable: situarnos en el interés de los trabajadores. Nuestra organización tiene que tener distancia con los empleadores y con los gobiernos, aún con aquellos que desarrollan políticas favorables al pueblo, porque debemos situarnos y responder sólo al interés de los trabajadores. Es nuestra misión.
De dirigentes con más trayectoria, uno aprendió que si la organización es importante, y para nosotros la FLATEC es muy importante, nunca se la va a mirar como un fin en sí mismo. Cito a José Martí: ‘Buscamos la solidaridad no como un fin, sino como un medio encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión universal’. Nosotros no somos dirigentes de escritorios, no nos
atamos a sellos ni a estructuras. El sindicato es un instrumento para lograr la liberación de los trabajadores; esa es la finalidad, compañeras y compañeros.
Muchas veces se cuestiona a la dirigencia sindical por los riesgos de la burocracia. Pero definamos claramente de qué hablamos cuando hablamos de ‘burocracia sindical’; significa pretender representar a los compañeros sin defenderlos. Para nosotros, representación y defensa, van de la mano. Tengan la plena seguridad de que este Comité Ejecutivo que acaba de ser electo por el Congreso de FLATEC, no va a caer en ese vicio. Podemos equivocarnos y tener mucho viento en contra, pero nunca vamos a dejar de defender a los trabajadores. ¡Sólo de esa manera vamos a estar representándolos!
Hemos podido discutir un plan de acción que busca hacer más grande nuestra organización, afiliar a más compañeros y lograr una acción más efectiva. Está claro que queremos estar al servicio de las organizaciones nacionales, y que ellas vean en la FLATEC y en su Comité Ejecutivo un apoyo concreto para sus luchas. Estar cerca de sus angustias, esperanzas y sueños. Ese plan de acción es grande y ambicioso. Está claro que vamos por una FLATEC cada vez más grande, con crecimiento, mayor representación y una posición clara sobre la cultura.
Hoy la información y la comunicación son poder. Tener o no información equivale a tener o no poder. Entonces, la batalla por la información es central, además del rol de los medios masivos de comunicación social y la democratización de la palabra. Y todo esto tiene que ver con el rol de los docentes.
Nunca nos cansaremos de decir que estamos a favor de una educación popular. La educación tiene que llegar a todo el mundo, ser para todo el pueblo. Pero también por todo el pueblo. No basta con que una minoría o una élite decidan qué tipo de educación recibe el conjunto del pueblo. Los docentes y el conjunto de la comunidad tenemos que ser protagonistas del derecho a la educación. Creemos en un trabajo digno y en modelos de desarrollo. Creemos en un país que ponga al trabajo en el centro de la escena, y no a la especulación y al negocio financiero. Durante mucho tiempo, en nuestra región, vía el neoliberalismo se atacó al rol central del trabajo, a los trabajadores y a las organizaciones de trabajadores. Nosotros defendimos el trabajo digno y a los trabajadores. Creemos que nuestro destino como patrias chicas depende de la capacidad que tengamos de estar juntos en la Patria Grande. Creemos en la integración de nuestros pueblos, pero no que ésta sea protagonizada por los empresarios, ni nos satisface que sea una cuestión solamente de los gobiernos o de la dirigencia política. Creemos y queremos que sea el pueblo, cada uno de los pueblos, los que protagonicen la integración. Estamos absolutamente convencidos de que si no es integrados –cada uno como nación, las más chicas y las más grandes– no tenemos destino. Sólo así podremos ser soberanos y no depender de los grandes centros de poder internacional. Una integración con participación de los trabajadores.
Queremos ejercer la actividad sindical en un plano de respeto a los derechos de las compañeras y compañeros. Hay muchos casos en los que nuestros compañeros, por ejercer sus derechos como trabajadores de la educación, han sido y están siendo perseguidos. El neoliberalismo también agrede en este sentido a muchos compañeros. En los países en los que logramos ponerle un freno, por ejemplo, el enemigo está al acecho. Hay una disputa abierta entre la lógica del capital y el negocio financiero, con aquellos que defendemos el trabajo y los trabajadores. Por eso tenemos que estar muy atentos y concientizar a nuestros trabajadores. Es una batalla muy dura, y si en algunos casos logramos frenarlos con nuestro avance, la pelea no está terminada para quienes agreden nuestros derechos. La disputa es permanente y continua, por eso tenemos que prepararnos para darla en todos los planos.
En estos días se habló mucho de la Formación Sindical y la necesidad de capacitación. Tenemos que insistir en concientizar a cada trabajador, en cada lugar de trabajo, para que entre todos logremos nuestros objetivos. Le damos un valor primordial a la unidad y a la solidaridad, que significa estar soldados, unidos, juntos… Para someternos, la principal acción del enemigo es dividirnos, usar nuestras diferencias secundarias para profundizar nuestras contradicciones. Nuestra acción tiene que ser la opuesta: unirnos, unir a los trabajadores. Es algo que tienen que exigirnos como dirigencia: estar a la altura de las circunstancias porque somos responsables de esta organización y las organizaciones de trabajadores. Voy a citar una frase de Francisco Morazán: ‘Si avanzo síganme, si me detengo empújenme, si retrocedo mátenme’. Con ese espíritu nosotros tenemos que asumir esta responsabilidad de conducir la FLATEC y el Magisterio Latinoamericano. ¡Estar a la altura de las circunstancias, responder a los desafíos, dar la batalla en todos los planos y poner toda la fuerza, compañeras y compañeros!
Como nos enseñó Mario Morant, el sindicalismo es análisis y es discurso, pero por sobre todo, es realidad. Tenemos varios años por delante para que los trabajadores de la educación juzguen no tanto lo que decimos –que quizás no sea tan importante–, sino lo que vamos a hacer. Porque el sindicalismo, que es acción, tiene que hacer… tiene que recuperar su protagonismo y volver a dar la lucha y la pelea en todos los lugares.
Me despido con una frase de Martí: ‘Todo está dicho ya; pero las cosas, cada vez que son sinceras, son nuevas’. En este sentido, en la sinceridad con la que nosotros abrazamos esta causa y con la que asumimos este compromiso, es que decimos que se inicia una nueva etapa en la FLATEC.”