Todos por la inclusión, la dignidad y la igualdad de derechos

Se debe modificar el ambiente para favorecer la autonomía e independencia de los niños con discapacidades, identificando sus necesidades y poniendo a disponibilidad recursos humanos y materiales.

La Tiza 61 // 15 de Septiembre 2015
Educación Especial

Por Sandra Ferrero
Prof. en Educación de Sordos
Secretaría Gremial Nacional – SADOP

La Enseñanza Especial es la modalidad del sistema destinada a asegurar el derecho a la educación de las personas con discapacidad, temporales o permanentes, en todos los niveles, rigiéndose por el principio de inclusión educativa que esta expresado en la Ley 26.206.

El 13 de diciembre de 2006 se aprueba la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, siendo este el primer instrumento de derechos del siglo XXI.

El propósito de la Convención no es definir la discapacidad, sino reafirmar su objetivo principal, es decir, la dignidad esencial de este grupo y la igualdad de derechos y libertades con el resto de la sociedad.

Como dice en el Artículo 1º de la Convención, “las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás”.

Podemos decir, entonces, que la mayor dificultad no se encuentra en las discapacidades, sino en las barreras sociales, comunicacionales, culturales y actitudinales, que pueden impedir la participación plena y efectiva, negando la igualdad de condiciones con los demás. El entorno se transforma en discapacitante.

La inclusión es un concepto teórico de la pedagogía que hace referencia al modo en que la escuela debe dar respuesta a la diversidad. Tiene la responsabilidad de aplicar nuevos recursos educativos, por lo que supone una revisión en la forma de atender a la diversidad, en la reorganización de los colegios, y la construcción de un modelo nuevo de evaluación y promoción de los alumnos.

Es un proceso que asegura que todas las personas tengan oportunidades y los recursos necesarios para participar permanentemente en la vida económica, social y política, disfrutando de condiciones de vida normales.

El proceso de inclusión es transformar y modificar el ambiente para favorecer la autonomía e independencia, identificando necesidades, expectativas e intereses y poniendo a disponibilidad recursos, humanos y materiales para transformar y construir.

Debemos entender la inclusión como meta a alcanzar en la vida del alumno y, en este contexto, es necesario revalorizar la escuela especial como vector fundamental para niños y jóvenes con discapacidad.

Desde una visión amplificadora de diversidad, se valoran las entidades, pero son esenciales los cambios en la política educativa y en la gestión administrativa, la formación de los docentes y profesionales que forman a los educadores, la incorporación de distintas estrategias en las aulas, y una currícula flexible.

Todos los profesionales debemos estar preparados para trabajar con una población que hoy llega a la escuela con un sinfín de pluralidades.  Esto apunta a la construcción de una comunidad solidaria que valore la

diversidad.

Para lograr esto, necesitamos una escuela que incluya a la diversidad en sus proyectos institucionales, formando a sus docentes en la multiplicidad, mejorando la calidad educativa, entendiendo a la diversidad como modo para transmitir valores de solidaridad, comprensión y respeto, realizando adaptaciones curriculares, y conociendo recursos pedagógicos para aplicar frente a cada dificultad que se presente.

También se necesita una institución que plantee sus objetivos desde la perspectiva de las posibilidades de los alumnos y conozca los beneficios de un trabajo que respete la singularidad de cada persona, trazando sus objetivos desde la perspectiva de las posibilidades de los alumnos y conociendo los beneficios de un trabajo que respete la singularidad de cada persona.

Un dato no menor es que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que las condiciones en que se lleva a cabo la labor, no están adaptadas a las capacidades físicas y mentales del ser humano.

Considera, además, que la paz universal y permanente no sólo puede basarse en la justicia social, destacando que existen condiciones de trabajo que entrañan un alto grado de injusticia, miserias y privaciones para gran número de seres humanos. El descontento causado, constituye una amenaza para la paz y la armonía mundial, considerando urgente mejorar dichas condiciones. Por ejemplo, es necesario implementar cambios en lo que concierne a reglamentación de las horas de trabajo, fijación de duración máxima de jornadas y de la semana, garantía de un salario vital adecuado, protección del trabajador contra las enfermedades, reconocimiento del principio del salario igual por un trabajo de igual valor y del principio de libertad sindical, entre otras.

Para concluir, podemos asegurar que, como defensores de los Derechos Humanos, apostamos a que el sistema educativo permita el acceso igualitario sin discriminación alguna y favorezca el pleno desarrollo de las personas con discapacidad.

Asimismo, debemos construir una sociedad equitativa mediante escuelas que respondan a las necesidades de la población y apunten al logro de expectativas de cada alumno.

La escuela especial debe ocupar un lugar relevante en este proceso de transformación del sistema educativo, donde entendamos que la inclusión es un derecho de todos, que favorece a todos los sujetos de aprendizaje respetando los derechos de las personas con discapacidad, y aceptar esta mirada diferente de dar a cada uno lo que necesita por convicción y no por imposición a través de los instrumentos legales.

En este proceso de inclusión no nos debemos olvidar del compromiso docente que esto implica, pero siempre trabajando por nuestros derechos, por nuestro empleo digno, por nuestra calidad de vida laboral, y revalorizando así cada día nuestra tarea.

 

Fuentes

Lic. Mónica Sevilla. Docente de la universidad de ISALUD de Buenos Aires.
Huerga Patricio, Discapacidad: Derechos Humanos e Inclusión, Paidos, 1ª ed. Buenos Aires 2013.