El desafío de hacer Visible lo Invisible

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día", Eduardo Galeano.

La Tiza 53 // 01 de Mayo 2012
El Proceso de Trabajo Docente

 

Por Departamento de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de SADOP

 “Me sentí invisible, desamparada, discriminada, maltratada. Sin duda el tránsito por estos sentimientos generó en mí un estado de enfermedad psíquico y emocional. Estas situaciones son producto de una combinación de múltiples factores relacionados con el contacto/intercambio cotidiano con nuestros alumnos, nuestros empleadores, nuestros compañeros, la comunidad educativa en general, el contexto físico y emocional en el que desempeñamos la tarea diaria y el contexto en general que excede el ámbito de la escuela”. (Delegada Sindical de SADOP. Congreso Delegados de Provincia de Buenos Aires, 2010)

Las voces de los docentes privados, recogidas en distintas instancias de participación en todo el país, ponen sobre la mesa la necesidad de reflexionar sobre las actuales condiciones en que se desarrolla el trabajo de enseñar, a fin de poder visibilizar cuestiones que en los relatos muestran la punta de un gran ovillo, enredado, muchas veces oculto, que es el propio Proceso de Trabajo Docente. Este tema es relevante en cuanto guarda una estrecha relación con las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CyMAT), con la salud de los trabajadores, con el resultado del trabajo y la calidad de la educación.

            Para empezar a tirar de la punta de ese ovillo, es importante analizar el contexto macro económico, social y político en que el proceso de trabajo docente se desarrolla. Por ejemplo, actualmente en Argentina, las reformas educativas plasmadas en las leyes de educación, los niveles de ocupación de la población en general, las políticas de empleo, el financiamiento educativo, el secundario obligatorio, la asignación universal por hijo, la incorporación masiva de las nuevas tecnologías, son algunos de los elementos a tener en cuenta. Asimismo, es necesario considerar las características propias de las empresas u organizaciones en las que se lleva a cabo la actividad laboral, la composición social de la población que atiende, el tamaño del establecimiento y quiénes son sus propietarios. Indudablemente la realidad política, económica y social de un país cambia permanentemente, como así también la realidad interna de los establecimientos, y en consecuencia, todo esto modifica el Proceso de Trabajo, y con él, las CyMAT.

            Por otra parte, merece señalarse que en todo proceso de trabajo intervienen tres elementos fundamentales: el trabajo, en cuanto fuerza de trabajo humano, que incluye las capacidades físicas y mentales puestas en juego a diario; el objeto sobre el cual se trabaja; y los medios con los que se realiza (instrumentos y condiciones materiales). No hay duda de que en la docencia el proceso de trabajo es muy específico, pues el producto buscado es inmaterial (la producción y transmisión de conocimiento, valores, pautas de conducta) mientras que los objetos que transforma el docente son seres humanos que también reciben información y formación por parte de sus familias, compañeros y medios masivos de comunicación, que pueden ser complementarios o contradictorios con los primeros.

            Toda esta cuestión nos lleva necesariamente a debatir acerca de quién tiene el control del proceso de trabajo docente, ya que factores tales como la fragmentación, el pluriempleo o la obstaculización del trabajo colectivo ponen en discusión qué posibilidades reales de  intervención activa tienen los trabajadores de la educación para transformar la realidad.

            Hasta aquí, está claro que el proceso de trabajo docente queda necesariamente  enmarcado en un contexto socio histórico y geográfico que ha de brindarnos elementos para analizar las CyMAT. Esto último nos permite subrayar que las mismas poseen un carácter dinámico e histórico, ya que las variaciones que se producen en el entorno económico, social, político y cultural dentro del cual se desarrollan, las van modificando permanentemente, lo que obliga a estudiarlas, analizarlas y optimizarlas de manera constante.

            Ahora, pasamos a analizar el Puesto de Trabajo Docente y su relación con las CyMAT, por considerarlo el mejor lugar de observación de todo el proceso en su conjunto.

Para esto, empezaremos señalando las diferencias existentes entre tarea prescripta y tarea real. La noción de tarea prescripta se relaciona con la idea de obligación e indica lo que se debe hacer; la tarea real, en cambio, es la que se hace efectivamente, es todo aquello que el trabajador pone en juego para ejecutar las prescripciones. La tarea prescripta es concebida por aquel que encarga la ejecución, es decir, de manera exógena al trabajador, pero los trabajadores realizan su tarea aportando su iniciativa, su creatividad, su experiencia y sus conocimientos, con lo cual, el trabajo efectivamente realizado es muy diferente del trabajo prescripto. Por lo general, el trabajo real significa una carga de trabajo mayor, especialmente en sus dimensiones psíquicas y mentales, que lo que se ha medido al momento de su definición inicial.

            En el caso de la docencia, si bien la normativa define lo que se debe enseñar, en qué tiempos y a qué población, en la práctica cotidiana de la escuela los docentes realizan una cantidad de funciones y tareas que no están incluidas en el trabajo prescripto. El desfasaje entre

la tarea prescripta y la real puede convertirse en fuente de angustia y frustración, traduciéndose en enfermedad.

            Otra cuestión a tener en cuenta es el conjunto de calificaciones profesionales requeridas para llevar adelante la tarea docente, que incluye los conocimientos aprendidos en el sistema educativo formal, la formación profesional específica, las habilidades y destrezas adquiridas, la experiencia recogida luego de un cierto tiempo de formar parte de un colectivo de trabajo, y las posibilidades que tienen los trabajadores que ocupan un determinado puesto para utilizar y desarrollar sus calificaciones profesionales, algo que se vincula con las posibilidades de poner en juego sus conocimientos y su creatividad y con las posibilidades de ascender a otros puestos, tomando en cuenta cuestiones tales como la calificación, antigüedad y desempeño.

            Todo puesto de trabajo también implica un determinado grado de responsabilidad que se asigna al trabajador en virtud del mismo; puede ser de carácter individual o colectivo, y la comunicación y cooperación con los demás compañeros docentes y con el resto de la comunidad educativa varía de acuerdo a ello.

            Otra característica es el grado de autonomía, de interdependencia o de subordinación del trabajador respecto de los demás docentes, de las autoridades de la escuela, del Estado, que condicionan, limitan o promueven el margen para organizar el proceso de trabajo y los tiempos a asignar.

            El contenido del puesto de trabajo se articula directamente con los vínculos afectivos y relacionales del trabajador que lo va a ocupar, provocando una mayor o menor satisfacción en el trabajo y una determinada carga psíquica que aquel va a soportar, recibir o asumir.

            En el caso de la docencia, a diferencia de las actividades que se desarrollan en otras áreas productivas, el puesto de trabajo no corresponde a un lugar fijo e inmóvil, pues se desplaza dentro del microespacio que constituye el aula donde se da la clase, sin agotarse en el mismo, ni tampoco en el establecimiento educativo. El trabajo docente no se puede abstraer del contexto físico y social que rodea a la escuela y, con mucha frecuencia, se completa en los espacios de la vida privada de los trabajadores de la educación.

            Otra cuestión para observar es la organización del trabajo en tanto división social y técnica del mismo, que establece quién realiza la tarea, las funciones, en qué tiempos, las relaciones entre las personas, etc. En la actividad laboral moderna están organizados los tiempos de trabajo, las funciones y las relaciones entre los individuos, pudiendo esto contribuir a un mejoramiento del nivel de bienestar de los trabajadores u operando como un factor agravante del riesgo. Es un concepto clave a la hora de analizar la actividad docente y en qué medida la manera en que ésta se organiza incide sobre la salud del colectivo de trabajadores.

            Es indudable que el puesto de trabajo desde el que elegimos observar se despliega en un espacio físico, y entonces también cabe mirar la escuela como un lugar de trabajo y los factores de riesgo presentes en la misma: contaminantes físicos (ruido, temperatura, iluminación), químicos (polvos, líquidos, gases tóxico), biológicos (virus, bacterias, mordeduras de insectos) y los factores tecnológicos o de seguridad (caída de objetos, mal funcionamiento de máquinas, riesgos eléctricos, incendio, orden y

limpieza).

            Por último, cabe señalar que la tarea docente conlleva una carga global de trabajo, que está compuesta por el conjunto de exigencias físicas, mentales y psicosociales impuestas a cada trabajador, que impactan sobre su vida y su salud.

            Los factores de carga física son aquellos vinculados a las posturas, movimientos y fuerza desempeñados en el trabajo que se traducen en esfuerzo físico.

            La utilización de las estructuras mentales con las que se percibe, identifica y procesa la información determinando la acción, constituyen factores de carga mental.

            Los factores de carga psicosocial se vinculan con los aspectos emocionales y relacionales del trabajo, como ser la comunicación y cooperación con los compañeros, con las autoridades, con los alumnos y sus familias; también con la responsabilidad que implica la tarea desarrollada y el reconocimiento social de la actividad que se realiza. Esta carga de trabajo en la docencia incluye los requerimientos presentes durante la jornada de trabajo en la escuela y también aquellos que están directamente relacionados con la tarea docente que se desarrolla fuera de la escuela, generalmente en la casa de los propios trabajadores.

            Concluimos este recorrido habiendo intentado agrandar el debate, buscando nuevos abordajes que nos faciliten desenredar el ovillo. Todos y cada uno de los temas se nos presentan como nuevas puntas que necesariamente deberemos seguir profundizando, a fin de sumar  elementos que contribuyan a nuestro ejercicio permanente de pensar la escuela como un lugar de trabajo, en un contexto histórico y político determinado, que influye en las condiciones de trabajo y determina las condiciones de salud y vida del colectivo de los docentes privados. Así podremos reafirmarnos en lo que valoramos, modificar lo que nos daña y alcanzar lo que soñamos.