2012-04-01
“Profundizaremos nuestra acción gremial en defensa de todos los docentes privados, en todo el país, con visión federal, con políticas especiales para los compañeros de universidades privadas, de modalidad especial y de educación técnica”. Estas palabras del discurso inaugural de nuestro Secretario General Mario Almirón nos ratifican en nuestra acción gremial cotidiana.
Por María Fernanda Benítez, Secretaria General de SADOP Capital
Si bien la realidad de los docentes de educación superior de gestión privada está enmarcada en una situación de precariedad, no es menos cierto que la militancia en este campo ha sido fructífera. Estamos logrando no sólo que las autoridades de muchas universidades reconozcan a SADOP como un interlocutor válido, sino además que los trabajadores de la educación superior se referencien con el sindicato, se afilien, elijan delegados y se conviertan en un colectivo orgánico que toma visibilidad a la hora de negociar acuerdos laborales.
Falta mucho, es cierto. Todavía subsisten bolsones de trabajo en negro, despidos injustificados, presiones para la no afiliación, salarios bajos, no contemplación de las licencias o de la antigüedad. Pero el río está sonando y el caudal tiende a convertirse en un torrente difícil de contener.
En este marco, se nos presenta como un punto crucial el fallo de la Cámara Nacional del Trabajo Sala VI, sobre la obligación de la Universidad del Salvador de reincorporar y de abonarles los salarios caídos a María Florencia Naudy, Rubén Morales y Martín Tessi, docentes despedidos por dicha universidad por el mero hecho de ejercer sus derechos constitucionales como trabajadores de la educación y afiliarse a SADOP.
Este fallo es histórico, pero no sólo por la gran importancia de ser el primero. Sino también por lo profundo de su significación y por las posibilidades que se generan a partir de ello.
La resolución de los jueces del fuero laboral vino a cristalizar una praxis de años, y que se sustanció fuertemente en todo el 2011. Plasma en lo jurídico un reconocimiento al sindicato y refleja para el adentro una posibilidad de releernos a partir de estos hechos que marcan un empuje de vitalidad para toda la organización.
Como decía nuestro Secretario General rescatando y parafraseando a Rodolfo Walsh: tenemos que tener nuestros héroes, nuestro propio relato, posicionarnos en nuestro tiempo cualificado por nuestras decisiones, crear sobre lo ya creado para evitar que el anonimato que ha estado en la práctica permanente de muchos de nuestros empleadores constituya la matriz a partir de la cual se entienda el trabajo docente.
Que se haya fallado a favor de los docentes es un hecho de justicia,
que como tal, nos interpela a seguir por este camino. Pero, a la vez, nos hace tomar conciencia de lo mucho que falta.
Este triunfo se ha logrado por una acción persistente, de permanente articulación, donde ha primado la unidad de acción gremial y legal, llevando a cabo un verdadero trabajo en equipo.
Afirmarnos en los logros conseguidos es una de las claves de lo humano. La esperanza siempre se verifica en las esperas concretas, y cuando llega, se robustece. A partir de estos puntos, que resaltan nuestra historia sindical, podemos repensar la misma y cuestionarnos acerca de las mejores alternativas para su crecimiento, porque “el SADOP de hoy es el fruto de lo que otros antes sembraron”, como señaló el compañero Almirón durante su discurso de asunción.
Acercarnos a los trabajadores de la educación de gestión privada en sus diferentes niveles, tomando como prioridad a aquellos que están más precarizados, implica una militancia creativa desde un pensar situado, una empatía necesaria para hablar un lenguaje compartido.
Imaginar caminos alternativos, como diría Marechal, indica tener en cuenta que el método de nuestra política gremial tiene que estar sustentado en el horizonte próximo de los docentes, cercano a su comprensión. Podríamos decir que ante la fuerza de la cantidad, se antepone la profundidad de lo simbólico.
Cuando se logran nuevas instancias, el umbral se supera y se han de buscar nuevas metodologías. La continuidad innovativa, como criterio fundante de nuestra praxis sadopiana, nos lleva a considerar que el fallo conseguido en base al esfuerzo y a la lucha de todos los compañeros nos convoca a militarlo más fuertemente. También a ser creativos, sabiendo que la orientación de nuestra política gremial, no solamente debe estar orientada hacia nuestros docentes, sino, principalmente, desde los docentes mismos.
Con el orgullo de seguir levantando las banderas de nuestros compañeros y compañeras, desde SADOP renovamos nuestro compromiso en la defensa de los derechos de los trabajadores de la educación privada. Una lucha sostenida desde el servicio, la solidaridad y la Justicia Social.
En la vida de nuestros compañeros hacemos común el amor a la educación que construye una sociedad más justa y más fraterna, amor presente en el corazón de los trabajadores que, con su noble vocación de formación, hacen Patria todos los días.